A propósito de la participación del presidente ecuatoriano Guillermo Lasso y las principales autoridades del del Gobierno, Policía Nacional y Fuerzas Armadas en la conmemoración de la consagración del país al Sagrado Corazón de Jesús.
LA SEPARACIÓN DE LA IGLESIA Y EL ESTADO
No deja de llamarme la atención la actitud recurrente de las máximas autoridades de cualquier país en el mundo al inicio de sus gobiernos de ser parte de los actos religiosos, para testimoniar su postura religiosa.
En el Ecuador, el presidente Guillermo Lasso en compañía de las principales autoridades del Gobierno, Policía Nacional y Fuerzas Armadas fueron parte de un acto religioso, asistieron a la conmemoración del 148 aniversario de la consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús.
Cuando la joven República del Ecuador, el 25 de marzo de 1874, fue consagrada al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María en la Presidencia del doctor Gabriel García Moreno.
El hecho que las autoridades participen de un acto litúrgico en principio no tiene ninguna implicación y más bien ayuda a incrementar o a fortalecer la popularidad y la aceptación del primer mandatario en los primeros momentos, los de la luna de miel de su mandato presidencial.






