Mi homenaje a la Unidad Educativa “Vicente Fierro” en sus 110 años de creación (1913-2023)
Haber vivido un cuarto de la vida, sobre todo en ese paso de la niñez a la juventud entre amigos y en las aulas y luego el paso de la juventud a la edad adulta entre mis alumnos en una institución educativa como el “Vicente Fierro” de la Ciudad de Tulcán, marcó mi vida a la manera de Antonio Machado y sus Cantares en la voz de Serrat, las huellas profundas que al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar, pero que embellecieron los años de mi juventud.
Con el paso de los años y desde balcones lejanos, puedo y debo reconocer que en el “Vicente Fierro”, en sus pasillos, patios, canchas, aulas y talleres se forjó y se formó para mí el concepto y la disciplina del trabajo.
El compromiso ciudadano de preparar y entregar a mis estudiantes los conocimientos que el estado demandaba de mí para los jóvenes, para sus familias y para la ciudad.
Es grato reconocer que el escenario “vicentino”, fue para mí una plataforma de realización personal y de libertad, en sus aulas y talleres.