TRABAJAR HASTA LOS 70 AÑOS Y ¿EL TRABAJO PARA LOS JÓVENES?

TRABAJAR HASTA LOS 70 AÑOS Y ¿EL TRABAJO PARA LOS JÓVENES?

 

Frente a la difícil situación económica ecuatoriana, producto de la baja de los ingresos económicos, como resultado de la disminución de las ventas de sus materias primas en el mercado internacional y la pérdida de valor de las monedas de los países vecinos, la merma de las plazas de trabajo es evidente. 

Una de las medidas que se insinúa en algunos sectores gubernamentales es la posibilidad de extender el tiempo de trabajo de la población económicamente activa hasta los 65 años para las mujeres y hasta los 70 para los hombres.

Con la consecuente limitación de las posibilidades de acceder al mundo laboral a la población joven, cometiendo el mismo error de los países “desarrollados”, quienes enfrentan la realidad del desempleo juvenil a niveles alarmantes, no obstante sus niveles de preparación académica.

Uno de los signos de los tiempos es el desarrollo de una población identificada como “nihilista”, término conceptualizado por el filósofo alemán Friedrich Nietzsche quien con esté término identifica a la población joven que, frente a UNA REALIDAD QUE LOS POSTERGA, PORQUE NO LOS NECESITA, ellos pierden el sentido de la vida, porque el sistema de valores, que regulan las condiciones de crecimiento para de cada persona, no pueden responder a sus propias necesidades y expectativas de proyección personal, convirtiéndolos en una carga desadaptada y conflictiva, sin posibilidades de asumir su propio futuro.

Es peligroso para la sociedad, negar a los jóvenes el derecho al trabajo y con ello a la posibilidad de tener su propia familia, a desarrollar todo su potencial creativo, de vincularse con otros jóvenes  con quienes pueda participar en la construcción del entramado social y edificar su propio futuro, el de su familia y el de su comunidad.

Alargar el tiempo de trabajo para los adultos, significa negarle el futuro a nuestros jóvenes y con ello estaremos hipotecando el futuro de nuestra patria, siendo entonces los adultos autores, cómplices y encubridores de la decadencia del país, por negar a sus jóvenes el derecho a proyectar su vida hacia su propio futuro.

Me permito sugerir que para precautelar la salud ciudadana del pueblo ecuatoriano, se dirijan los mejores esfuerzos a la búsqueda y preservación de fuentes de trabajo pero de manera preferente para la población joven, so pena de convertirnos en un pueblo decadente.

Jorge Mora Varela.