Con filosofía carchense
La modernidad también debería elevar el quehacer político a un nivel constructivo y de convencimiento que permita, tal como señalaba Platón, “forzar a sus ciudadanos a ser mejores…”. Y claro está, de la mano, con ética, compromiso y gusto por lo que se hace.
Que el “Arte de Servir” salga de la tarima y se convierta en una realidad que fundamente los pilares de vida de un ser humano que busca la simpatía popular; es decir, que la “virtud, verdad y sabiduría” que referenciaba Sócrates, sean el modus vivendi de quienes antes de conocer la política, eran buenos y reconocidos ciudadanos.