El arte de preguntar
El momento incómodo del debate de los candidatos a la presidencia del Ecuador empezó por la construcción de las preguntas, que, desde mi punto de vista, tienen fallas estructurales y de forma; de manera que he decidido comentarlas y señalar lo que considero debería ser al menos sujeto de revisión de forma y de fondo por sus autores el Comité Nacional de Debates bajo la responsabilidad del Consejo Nacional Electoral (CNE), en la redacción de las preguntas para futuras discusiones preelectorales.
La evidencia dice que algunas de las preguntas no fueron neutrales y que estaban cargadas de un sesgo ideológico que está reñido con el espíritu democrático que supone un debate entre candidatos de diferentes orientaciones política.
Una "pregunta sesgada" influye en la respuesta de los candidatos y esto hace que contesten algo que sea “políticamente correcto” de cara a la audiencia, pero que no refleja lo que piensan o sienten.
De hecho, existen preguntas que parecen expresar no una opinión sino un veredicto de verdad absoluta e irrebatible con que los creadores de la pregunta que al parecer quieren que los candidatos compartan.
Algunas preguntas están hechas de manera que impiden la diversidad de criterios, los candidatos deben tener la oportunidad de expresar sus opiniones en libertad y que no se alineen con el intento de manipulación implícita en la pregunta.






