LOS AMORES DE FRONTERA Y EL REGALO PERTURBADOR

En Tulcán, es frecuente tener abuelos colombianos.

LOS AMORES DE FRONTERA Y EL REGALO PERTURBADOR

orejas Jorge

  • Mis raíces paternas vienen de Colombia,
  • Mira, que casualidad, las mías también, ¿de dónde son?...

Y así iban y venían y aún van y vienen las conversaciones de los pobladores del pueblo frío de la frontera del Ecuador con Colombia.

Había muerto la vieja vecina de la tienda de la esquina de la Calle Colón de la Ciudad de Tulcán y un pequeño número de personas llenas de canas y arrugas acompañaban al cuerpo inerte de la mujer en el edificio de una de las funerarias del pueblo y lo hacían en silencio.

LOS CORTES DE LUZ ME ENFRENTAN AL TIPO QUE MÁS ME METE MIEDO

LOS CORTES DE LUZ ME ENFRENTAN AL TIPO QUE MÁS ME METE MIEDO

Jorge ApagonCuando yo nací a medidos del siglo XX, había radio en AM, claro no había televisión, peor aún la hiper comunicación, ni los dispositivos móviles, soy del tiempo de la radio AM, del telégrafo, del periódico del lápiz y el esfero y de la máquina de escribir.

Sin embargo, había energía eléctrica, al menos no recuerdo cortes tan largos o uso frecuente de velas, es decir nací acompañado con el sonido y la música de las radios la Rumichaca, la Ondas Carchenses, la Todelar, la Cultural Bolívar y las Lajas.

Enseguida de los canales colombianos, en blanco y negro, luego la televisión a color de los canales ecuatorianos.

Con el tiempo llegó el internet y con él la hiper comunicación, que nos conectó 24-7 de forma permanente, de manera que los cortes de energía eléctrica de 14 horas, me ha dejado incomunicado, en silencio y en shock.

El celular muerto, la casa en silencio, el barrio en penumbra, la calle taciturna, con sus negocios en la semisombra y los restaurantes llenos de humo, mientras tratan de atender a verdaderos ríos de personas que salen a buscar una alternativa de alimentación.

Quería llegar a la explanada de las Mezquitas de Jerusalén

El conflicto en el Medio Oriente me ha llamado la atención y sobre todo desde octubre de 2023, ha sido una tarea entre interesante y obligatoria tratar de entenderlo con la acuciosidad, el rigor y el detalle como sugiere el notable historiador Irwing Gatell.

Sin embargo, descubrir después de cinco años lo ocurrido en la explanada de las Mezquitas de Jerusalén la mañana de aquel día del 2019 me dejó paralizado…

Quería llegar a la explanada de las Mezquitas de Jerusalén

Ese fue el objetivo de aquel viaje que había soñado toda mi vida y se dio la oportunidad en el verano del 2019, cuando lo pudimos realizar con un grupo de compañeros de la universidad.

Llegar al mundo de lo sagrado, por lo tanto, deseado y desconocido, dónde el rigor de sus autoridades choca con el sueño de llegar a la tierra de “Dios”.

Llegas a un lugar que parece poner un improviso alto al Mediterráneo y en el aeropuerto debes moverte entre personas impávidas, duras, áridas como la tierra prometida y otras armadas hasta los dientes.  

Hay que viajar desde el aeropuerto en un autobús por unos cuantos minutos por tierras secas en medio de unas nubes de arenisca que vuelve el espacio cetrino y gris, de repente ahí está la ciudad de la Biblia, Jerusalén.

Jorge Jerusalen 04

Había que esperar a la mañana siguiente para entrar a la ciudad antigua y amurallada de la Historia Sagrada.

EL CALDO DE VIDRIOS

Los invito a disfrutar de una página del realismo mágico carchense.

EL CALDO DE VIDRIOS

A propósito de la muerte de Don Baltazar Ushca, vinieron a mi memoria los tiempos de mi niñez, cuando llegaban las mulas cargadas con bloques de hielo, envueltos y amarrados en la “paja del páramo” al “mercado de abajo” de Tulcán y lo traían desde el “Cumbal”.

De allí nacían los clásicos refrescos del pueblo: “Los cumbalazos”.

caldo vidrio

De limón, de piña y de tamarindo de las manos de las mujeres de mi tierra como Doña Leonor y sus compañeras de trabajo a un costado del viejo mercado que atendía al norte de Tulcán, entre la Sucre, la Boyacá y la Bolívar.

Por estos puestos clásicos del pueblo, pasamos todos, descansamos y saciamos nuestra sed en las bancas de madera pintadas de color verde.

La mantenida

La mantenida

De: Irene Romo Coral

Siempre le ganaba  al sol, sus incansables pies corrían de un lado a otro mientras todos dormían, sus manos diligentes preparaban todo conforme su mente lo había ordenado, incluso, antes de abrir sus grandes ojos marrones.

Irene Romo Cuento LaMantenida

Cual hechicera cotidiana parecía decretar que cada cosa en la cocina ocupe su lugar, sargento de orden familiar: bañaba, vestía, peinaba a cada hijo, y los enfilaba junto a la mochila y la lonchera. Seis con cuarenta y cinco en punto todos limpios, menos ella, empezaban la caminata diaria hacia la escuela. Mientras a lo lejos escuchaba un hasta luego del marido, que vestido de traje se dirigía a la oficina.

Distraída en sus asuntos, escondida bajo un poncho rojo o azul, presurosa en su andar, despedía a sus hijos en la puerta de la escuela, para trasladarse a la plaza, a la panadería o al bazar según se haya trazado la agenda diaria en su memoria.