CON ELLA NO TE METAS

Amigos, los invito a disfrutar de una historia del realismo mágico carchense

 

CON ELLA NO TE METAS

 El y ella

Parecía una sentencia que pretendería salvar a alguien de un acto peligroso, de una posible agresión o de una potencial afrenta.

Sin embargo, solo era la posición defensiva de los chicos del tradicional barrio, que, a su manera pretendían tener la exclusiva para poder cortejar a una hermosa mujer que, por esos años en ella brotaba su belleza como una flor de primavera.

Entonces cualquier afuereño era un enemigo potencial, que podría llevarse a una de las “suyas”, la más hermosa y ellos no lo podían permitir.

Entonces, ante la invasión a los feudos del barrio de un joven extraño que buscaba la mirada,  la sonrisa, el pensamiento nocturno e inquietante en el lecho la joven mujer, la sentencia estaba dada.

“Lo encontramos y le sacamos la madre”.

Por eso recuerdo con afecto y admiración al joven que conocía al intruso y ante la amenaza de los jóvenes del barrio, de sus amigos, de su barriada, que habían tomado la decisión de expulsar por la fuerza al extraño de su arrabal, entonces entre las sombras y sin que nadie se percatara, salió al encuentro de intruso, para alertarlo del peligro que corría.

Y así fue, nunca pudieron ni encontrarlo ni agredirlo, lo que si se sabe es que aquel muchacho venido de otro barrio y la bellísima chica vivieron momentos de amor, de arrebatos de pasión y de complacencia juvenil, que rayaban con las cosas de las que hablaba el cura del pueblo en las misas del domingo y que no se debían: ni pensar, peor hacer y que, si se habían pasado había que confesar.

 

“Yo confieso ante Dios padre,

que he pecado mucho,

de pensamiento, de palabra, de obra y a veces hasta de omisión”.

“Y sin culpa, sin ninguna culpa”

 

Había valido la pena,

ella, el peligro y el pecado antagónico al recato,

habían valido la pena.

 

Jorge Mora Varela  

 

Imagen tomada de: shutterstock.com