Esta llamada me llevó a mirarme en el espejo
Hace unos minutos recibí una llamada de un número desconocido a mi teléfono, la persona que me identifica por mi nombre y me ofrece visitarme para ofrecerme los servicios exequiales del “Campo Santo Monteolívo”…
No pude detener la carcajada….
Pero por si acaso fui a mirarme en el espejo y claro que han pasado los años, pero todavía no voy a colgar los guayos…
No es la primera llamada sui géneris que recibo, además de los infaltables planes de medicina prepagada, seguros de vida, planes de ahorro, inversiones, de telefonía celular, tarjetas de crédito, premios de consumo “sin ningún compromiso”, o de las ventas de electrodomésticos, las infaltables ollas carísimas o de servicios de mantenimiento de los electrodomésticos que ya no tengo.
Si algo me ha dejado la “jubilación” es que ya no recibo llamadas de madres rogonas por los apenas 10 puntitos que les falta a los “angelitos de sus hijos”, ni de los jefes que piden informes urgentes a media noche, ni mensajes de WhatsApp, recordándonos las reuniones ni entregas, ni arribos de las mercaderías atrasadas, ni los de mensajes “porno” de los ex compañeros del colegio, ni las infaltables bendiciones de los que manifiestan su vejentud cuando se volvieron “rezanderos”, ni de cadenas milagrosas, ni nada.
Pero la de hace unos minutos:
Cuando una gentil señorita, me ofrece visitarme para ofrecerme los servicios del “Campo Santo Monteolívo”…
No pude detener una carcajada….
Ahora si por si acaso, sí necesite el servicio exequial, no me voy a enterar.
Así que disfruté la carcajada y bloqueé su número de teléfono
Jorge Mora Varela