VIRALIZAME BESANDO NIÑOS

VIRALIZAME BESANDO NIÑOS.

El anuncio del Presidente de la República Rafael Correa de no presentarse a las elecciones en el año 2017, abre de manera amplia las posibilidades para que los presidenciables alisten sus estrategias, para intentar alcanzar la primera magistratura del Ecuador.

Desde ese momento empezaron a circular por las redes sociales de manera soslayada, como quien no quiere la cosa, fotografías de los consabidos personajes que besan niños, abrazan mujeres que sufren o posan en mangas de camisa en las labores manuales propias de las mingas, confundidos con el pueblo, de manera especial en los sectores más pobres o vulnerables de la patria.

Esos son los más claros indicadores de que se avecinan las elecciones y por supuesto todos podemos intuir que los protagonistas de estos actos de “amor, trabajo y solidaridad” capturados en las cámaras son quienes quieren ser los candidatos y que intentan viralizar sus fotografías para posicionar su imagen y que esta se propague de manera rápida y de forma exponencial por el Internet debido a que mucha gente lo comparte en sus redes sociales.

 

Estas prácticas son parte de las estrategias que desarrollan los expertos del mercadeo político para construir de manera artificial candidatos con altas probabilidades de ganar; estos son los “Productos del Marketing Electorero del siglo XXI”.

Estos candidatos construidos por los expertos de la mercadotecnia, saben de las debilidades de los pueblos y ello les permite responder de forma precisa a las demandas del mercado político-electoral. Pues saben con exactitud qué decir en cada circunstancia, dependiendo del grupo social al que se dirigen; saben vestir de acuerdo a la ocasión y al lugar, pueden ser elegantes, sobrios, deportivos, trabajadores o sencillos y humildes; no cabe duda que saben comportarse de manera camaleónica, pues tienen el poder de actuar según el escenario donde se encuentren.

Por lo tanto aparecen como personajes polifacéticos, listos, bien informados, preparados, sonrientes, oportunos, interesantes y con mucho carisma, capaces de generar profundas emociones, que a veces raya en el fanatismo ciego.

Los genios de la mercadotecnia buscan candidatos ideales y los preferidos son por lo general hombres y mujeres jóvenes, bellos/as, populares, famosos y audaces, con los recursos económicos suficientes o con los auspiciantes adecuados para que les garantice un retorno financiero de acuerdo a las expectativas de sus cuantiosas inversiones.

Por ello creo que mis candidatos alcanzarán una vez más los últimos lugares en la preferencia electoral, porque los postulantes de la política que me gustan son seres humanos normales, estudiosos, perseverantes, patriotas, sanos y por ello confiables, pero sin ninguna posibilidad de vencer las elecciones amañadas por el mercadeo sin límites ni escrúpulos, propios de la modernidad.

En todo caso, prefiero que mi voto sea coherente con mis creencias aunque pierda y no entregarlo a las máquinas electoreras de los mercenarios que están al servicio de quienes les pagan para construir mandatarios con sabor artificial que responden de manera ciega a los intereses de sus auspiciantes.

Jorge Mora Varela