EL PESO DEL DISCURSO

No hay nada más poderoso que una idea en la cabeza de un ser humano.

Nadie es más poderoso en el mundo que quien es capaz de poner una idea en la cabeza de muchos seres humanos.

EL PESO DEL DISCURSO

La historia recoge muchos ejemplos de líderes políticos que con el peso de su discurso marcaron el destino de la gente de su tiempo y a las del futuro.

En la Hispanoamérica del siglo XX, recoge por ejemplo la figura de Juan Domingo Perón y su esposa Evita en Argentina, ellos marcaron el qué hacer político en su país. El Peronismo dice que es el estado quien debe procurar el bienestar de sus ciudadanos y para ellos así es.

LOS GRINGOS YA LA DAN

En mi pueblo cuando la lucha estaba perdida se decía:

 

LOS GRINGOS YA LA DAN

 EL VERGONZOZO FINAL DE DONALD TRUMP

Es curioso cómo frente a ciertas coyunturas, para cualquier persona o grupo, de cualquier país, del mundo desarrollado o de los en vías en desarrollo o de los países pobres, los conceptos democráticos se reblandecen, se amelcochan y se deforman si es que los resultados electorales no son como los quiere el interesado.

Resulta grotesco, por lo tanto risible y rechazable la reacción de Donald Trump y sus partidarios acérrimos, NO aceptar su derrota electoral frente a su rival Joe Biden, aunque algunos quieran darle a este hecho un tinte dramático que NO lo tiene, entonces aparece la conspiración, esa fuerza oculta y maligna que atenta contra los altos intereses de la nación que son los del que se siente afectado.

Donald Trump, no es el primero ni será el último, de aquellas figuras de pacotilla que sostendrán hasta la muerte que les robaron, los perjudicaron y les arrebataron su victoria y siempre habrá un grupo de ingenuos fanáticos que se lo crean. 

EL FIN DE AÑO CUANDO NO HABÍA EL INTERNET

Una historia que parece sacada de la prehistoria y que me da la sensación de haberla vivido en el mundo de los dinosaurios.

 

EL FIN DE AÑO CUANDO NO HABÍA EL INTERNET.

 

Hasta los finales del siglo veinte, los ecuatorianos por lo general, terminábamos el año con las previsiones de la “Guga Ayala”, una cartomántica guayaquileña, quien parecía tener el privilegio para finalizar el año con las predicciones en los medios impresos y televisivos sobre política, deportes, economía o cualquier tema que lo exija la coyuntura. Ella tenía la última palabra. 

Al parecer los medios masivos de comunicación, creían que los ecuatorianos éramos unos estúpidos y nos trataban como tal.

Desde las últimas décadas del siglo XX. el internet diversificó y abrió de manera absoluta las fuentes del conocimiento, de manera que ya no es posible imaginar el mundo sin esta herramienta tecnológica, de manera que algunos de los lectores, a lo mejor, no estén en capacidad de entender de lo que estoy hablando.

 

2020-2021

En esta ocasión “casi” un trabalenguas para expresar una idea que me atormenta.

2020-2021

Me encantaría que las cosas sucediesen solo con desearlas, o que no sucedan solo con NO desearlo.

Después de más de 60 años de vida, no puedo comprender el discurso políticamente correcto de desear parabienes cuando inicia el año y quejarnos del año viejo, cuando este se va.

Y así sucede siempre.

Yo no soy bueno para vivir estas fechas, las de navidad y año viejo-año nuevo. Entonces tiene razón mi esposa cuando me dice:

“No lo piense tanto, solo vívalo”.

¿Será?

Debo revisar la fecha de caducidad de las bebidas que duermen en mi bar, porque luego de una noche de bohemia he soñado de todo, pero lo de anoche, mmm…

¿SERÁ?

A mí, el fútbol más bien poco, solo como parte de la cultura general, por esta razón debo revisar la fecha de caducidad de las bebidas espirituosas que duermen en mi bar.

Según los delirios de mis sueños, producidos por el poder embriagante de las bebidas que dormían en mi bar, el Barcelona de Guayaquil, llegaba al Estadio Rodrigo Paz y por fin alcanzaba su primer triunfo futbolero y producía el efecto que alteraba el rumbo de la historia anodina del Ecuador, un resultado deportivo extrañísimo por lo escaso, desataba mareas de llanto y felicidad, que dejaban en el olvido los efectos de la pandemia, minimizaban los desaciertos del mal gobierno, llenaban de dolor y amargura a los albos y llevaban al paroxismo de la felicidad a los canarios.