Las imágenes que nos regalan los drones son impresionantes, bellísimas y sorprendentes, pero en esos tiempos….
TULCÁN VISTO DESDE EL CERRO DE CHAPUÉS
A la temprana muerte de mi padre como víctima de un accidente de trabajo y luego de sufrir por algunos años la indolencia, inoperancia y falta de solidaridad del IESS de los años 60 y 70 del siglo XX, mi madre pudo por fin obtener la cesantía y el montepío al que como víctimas de la muerte accidental de mi padre teníamos derecho.
Ella tuvo el acierto de construir una hermosa casa al sur de la Ciudad de Tulcán, en la planicie sobre la cual se dibujaba la Avenida Veintimilla, una especie de valle dónde se sentía algo de calor en relación al frío y ventoso clima del centro de la ciudad, tan es así que la ropa se podía secar en un solo día.
Debe haber sido el verano del año 1.970, los años dónde cruzábamos nuestra adolescencia, cuando nos fuimos a vivir a la nueva vivienda que estaba ubicada en un lugar abierto, precioso, desde las ventanas de la casa nueva se podía ver los campos verdes y las montañas.
Desde las ventanas de la parte posterior se veía a lo lejos los volcanes Chiles y el Cumbal y desde las del frente estaba un gran monte, el Chapués.






