LA DESCENTRALIZACIÓN DEL ARTE, A MI MANERA

LA DESCENTRALIZACIÓN DEL ARTE, A MI MANERA

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Las Letras Espacio Cultural  

 

Para explicar mi ponencia, permítanme contar 2 vivencias.

En el año 2008, a mis 50 años de edad tuve la oportunidad de especializarme en mi carrera profesional en la Ciudad de Roma, donde pudimos participar 30 profesionales de 25 países de los cinco continentes.

Pasaron los meses y cerca de finalizar el curso, me llamó el administrador del programa de estudios a través de su secretaria particular.

Yo con el desconcierto de aquella llamada, acudí al hermoso castillo medieval dónde funcionaba la administración académica.

El hombre que permanecía sentado tras de un imponente escritorio me preguntó:

Jorge, ¿de dónde eres?

mesa de diálogo

Del Ecuador, respondí presto.

Te lo pregunto, porque en el programa académico hemos conocido a algunos profesionales ecuatorianos y tú no te pareces a ellos.

Soy carchense, expliqué y les conté de esta serrana provincia ecuatoriana que linda con Colombia.

Cada vez que quería un referente de la literatura ecuatoriana que se identifique con el Carchi, no me era posible encontrar nada.

¿Por qué escribo?

Desde lejos mi provincia se veía bellísima; desde esas tierras lejanas y míticas, me sentía como uno de los miembros del Apollo XI, que mientras se acercaban a la luna, lo más bello que descubrieron era la mismísima Tierra, su planeta, su casa.

Con esta imagen de mi tierra, vista desde balcones lejanos, las ideas solo me comenzaron a fluir y empecé a llenar mi computador de historias, poesías, relatos, cuentos, que hablaban de mi pueblo, de mi gente.

Ahí nació “Retazos del Tiempo” y la posibilidad de difundir mi pensamiento, a través del torrente del internet, en este caso la ayuda invaluable del portal TulcánOnline.

 

¿Por qué escribo?

Para explicarlo permítanme recordar una vivencia de mi pueblo:

Con mi esposa asistíamos en la ciudad de Tulcán al funeral de un amigo cercano y mientras vivíamos la paradoja de la muerte y el dolor por la partida de un ser querido, una señora que me miraba de manera insistente, se acercó a dónde yo estaba.

Y me dijo:

  • Señor Mora, solo dos hombres me han hecho llorar en la vida, el primero mi difunto esposo, que me hacía llorar de las iras.
  • Y el otro, usted que me ha hecho llorar de alegría.
  • Porque cada vez que leo su libro, soy yo la protagonista de sus cuentos, porque habla de mi vida, de los lugares de mi infancia, de las cosas lindas de mi pueblo.

 

¿Por qué había que escribirlo?

Porque pertenezco a una cultura.

Y para explicar la cultura debo tomar la forma de explicarlo del escritor argentino Agustín Laje:

La acepción ilustrada: La cultura entendida como cultivo, palabra que viene del latín “colere”, el esfuerzo sobre el espíritu humano para desarrollar sus posibilidades, sus facultades, la inteligencia, la voluntad, el gusto, las formas, los modos

Acepción del siglo XIX y la antropología: Estudian grupos humanos distintos, hábitos, costumbres, creencias, lenguajes, ritos, símbolos, mitos, estructuras sociales diferentes, elementos que son creaciones humanas y que no dependen de una herencia biológica y está vigente desde el siglo XVIII y XXI, por ejemplo, cuando se asegura que la(s) identidades son una construcción cultural, una tensión entre naturaleza y cultura.

La acepción estética: Llamamos cultura a los elementos de la expresividad humana, un cuadro, una escultura, un poema, una novela .

Se vive la cultura entre polos estructurados y estructurantes, ejemplo al visitar un museo, galerías de arte, monumentos,  manifestaciones arquitectónicas, etc.

De hecho, se vive una tensión entre polos estructurados y polos estructurantes o entre un polo creativo y un polo condicionante, la cultura es creación humana y esta crea al ser humano, estructurada por el ser humano y al mismo tiempo estructura la vida del ser humano.

Entonces desde la escritura, yo puedo crear cultura y puedo destacar los aspectos relevantes de algunos de nosotros.

Al escribir tomo mi versión de la cultura encriptada en mi, en un conjunto de elementos como costumbres, valores, normas, creencias, historias, lenguajes.

Al modificar estos componentes, modifico la manera de mirar la realidad, a mi manera, enmarcado desde la cultura, desde un espacio y un tiempo que impregnan mi vida y me permiten mostrarla, incidir sobre los otros y de una o de otra manera es un instrumento de poder.

Coincido con quienes sostienen a la cultura como un dispositivo, que se expresa a través de las políticas, normativas o de la imposición de la ley o de la imposición inconsciente, como por ejemplo a través de la música, de las redes sociales, la oferta de las nuevas tendencias religiosas y un largo etcétera.

La cultura se reconoce como poder y el arte como un poderoso medio para imponerla.

Es más, la cultura es una manifestación del espíritu humano en un determinado tiempo y lugar.

Y sí, yo apoyo a la descentralización del arte, como un acto necesario, porque la vida, las comunidades, los pueblos son dinámicos, aunque tengamos realidades limitadas, fugaces, perecederas, transitorias, efímeras y breves como la vida misma.

Y la sumatoria de esa levedad de los seres que en un cierto momento forman parte de los pueblos, se llama historia que hace necesaria la descentralización del arte para que puedan ser conocida de forma amplia y pueda contar con fidelidad sus viscisitudes y su vida.

 

Jorge Mora Varela

 

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