AL CORREÍSMO LE FALLÓ LA ESTRATEGIA DEL MUÑECO DE VENTRÍLOCUO

AL CORREÍSMO LE FALLÓ LA ESTRATEGIA DEL MUÑECO DE VENTRÍLOCUO

En el transcurso de la campaña política para elegir al presidente del Ecuador para el período 2021-2025, me había llamado la atención la estrategia del Movimiento Fuerza Compromiso Social, afín al expresidente Rafael Correa Delgado.

En un pueblo como el ecuatoriano y su realismo mágico integral, que tiene serias limitaciones en discernir, los candidatos debían ayudarle para mostrarle sus características y sus bondades.

Parece de sentido común que los candidatos deberían tener al menos: autonomía, claridad en sus ideas, una actitud decidida para afrontar las dificultades propias del ejercicio político, con alta sensibilidad social para atender a los más vulnerables y a los grupos que buscan mayor inclusión, con liderazgo, experiencia, carisma, coherencia y con la capacidad para armar un equipo de trabajo sólido, solvente y confiable.

Sin embargo, el candidato de Fuerza Compromiso Social Andrés Arauz, identificado con el correísmo se limitó a ser una especie de muñeco de ventrílocuo del expresidente Rafael Correa Delgado, como si esa fuese la estrategia para alcanzar la primera magistratura en el Ecuador.

 

Por supuesto que le alcanzó en la primera vuelta dónde Arauz captó el voto duro de correísmo, pero en la segunda vuelta su papel de figura política decorativa le pasó factura y no pudo captar los votos necesarios para ganar, porque no tuvo fuerza, ni argumentos para proyectar liderazgo, experiencia, carisma, coherencia, entonces Arauz, fue el principal enemigo de Arauz y por supuesto de Fuerza Compromiso Social.

Él, el candidato no es el único responsable, es el mismo Rafael Correa, a quien le falló la estrategia de tener en la presidencia un personaje de caricatura que se comunique con él, como lo hace Nicolás Maduro con el difunto coronel Hugo Chávez en Venezuela, Kim Jong-un con su padre muerto Kim Jong-il en Corea del Norte o Alberto Fernández con los Kirchner o Perón en la Argentina.

El país necesita un presidente que asuma su rol por si mismo y lo haga con seriedad, capacidad, liderazgo, carácter y decisión, no está para ser gobernado por muñecos de ventrílocuo, ni marionetas. ni títeres de nadie.

Ojalá los dirigentes políticos lo hayan entendido y respeten al país que no es burla de nadie, aunque en otras partes funcione el circo del encargo político.

Hay quienes así lo hacen y así les va.

 

Jorge Mora Varela