Rosa Matilde y el puesto de los Dulces

ROSA MATILDE Y EL PUESTO DE LOS DULCES.

Por: Ramiro Cabrera Revelo

 

Matico le dicen sus amigos en el Mercado Central de Tulcán, ella tiene los sabores que conserva en la memoria y en las recetas antiguas con las que endulza la vida de nuestra ciudad. Matico cocina en las noches los postres que vende en el día, junta la calabaza con el dulce de panela, con la canela, el clavo de olor y la pimienta dulce y lo pone en una cazuela, junto al dulce de higo, al de mora, al de uvilla, al de leche, al de guayaba y al de babaco, como haciendo un escenario para que un pintor se enamore. No se olvida de fabricar las cuajadas y quesos porque éstos son el complemento de las maravillas que ofrece.

En su puesto del mercado, hay que verla como juega, me parece que creció entre las cacerolas que usaba de niña imaginándose los mundos de sabores que de grande prepararía. Le digo: Matico, cuénteme quién le enseñó a hacer estos dulces y estas cuajadas. Y yo que creo estar preparado para entender cómo se atan los eslabones en la memoria, me sorprendo cuando la veo como a una flor en su rosal:

Cincuenta y seis años tiene la señora y desde hace 25 años vende en el lugar desde cuando aún no era restaurado y declarado Patrimonio Cultural de la Nación. Viene del barrio de Taques que fue el primer asiento de nuestra ciudad antes que vengan los españoles cuando aún éramos libres de venerar a la naturaleza, de lanzarles besos a los cerros y cantarles a las lagunas.

La Casa Internacional de Calle Larga

LA CASA INTERNACIONAL DE CALLE LARGA

Por: Ramiro Cabrera Revelo

Yo me llamo Edelberto Portilla Bustos nací en el año 1935 tengo 85 años de edad, nací en las faldas del cerro Cumbal, a los tres años salí a vivir a Ipiales, después a los 17 años me fui al ejército siendo parte de un contingente que me llevó al conflicto armado. En el ejército estuve tres o cuatro años, pero no me quise quedar de ninguna manera y vine aquí, es que el dueño de esta finca me apreciaba, fue una buena decisión ya que conseguí a mi compañera, se llama María Cleotilde Rosero Rosero de Portilla, tiene 72 años, ella es ecuatoriana nacida en Calle Larga, me casé cuando tenía 25 años y ella apenas 15. La casa en que estamos ahora la construyó el antiguo dueño de la finca que tenía en Ecuador y Colombia, la finca era una sola, pagaba los impuestos en Colombia y en el Ecuador. En 1946 fijaron los límites.

“Cocinamos en Ecuador y vamos a dormir a Colombia”

Esta es una casa internacional, ahorita usted está sentado en Colombia y nosotros en Ecuador, por la esquina por donde está ese calefón por ahí pasa la línea divisoria, el platerito y todo eso está en el Ecuador, el agua está en el Ecuador, el dormitorio está en Colombia.

De nuestros 10 hijos dos nomás son colombianos la menor y el más viejo, los otros son ecuatorianos, sin embargo, no tienen la doble nacionalidad al igual que yo no la tengo, aunque podría porque soy casado por la iglesia y por el civil en el Ecuador. Pagamos la luz y el agua en el Ecuador, el impuesto predial en Ecuador y en Colombia, en ambos lados. La propiedad del lado colombiano tiene cuatro hectáreas y media; del lado ecuatoriano, lo que tengo es esta cuadrita nomás y una parte de la casa.

EL 26 DE MAYO DE 1971

Por: Ramiro Cabrera Revelo

Amigos hace 49 años nuestra ciudad y provincia se levantó contra el gobierno deschavetado y locuaz de Velasco Ibarra en su segunda dictadura. Este poderoso señor puso un impuesto al paso por el puente de Rumichaca para todo aquel que pasaba a comprar a Ipiales, dijo que eran dos sucres los que debían pagar. Fueron siete días de guerra del dictador contra un pueblo pacífico: Dos mil soldados inundaron la ciudad de Tulcán para recuperarla de la junta cívica apoyados por tanquetas, aviones y paracaidistas usurpando la alegría de jóvenes armados de vetustos fusiles tomados de una oficina gubernamental.

Tulcán en el viejo diccionario VASTUS de Doña Aida Piedad Ponce Torres

Tulcán en el viejo diccionario VASTUS de Doña Aida Piedad Ponce Torres

 

La historia de esta magnífica mujer se empezó a escribir en el 1.935 y cerró su última página en el 2.020.

Una mujer luchadora, generosa, solidaria, afectuosa entre tantas características identificaron a Doña Piedad Ponce, quien a su manera dedicó la mayor parte de su vida a la docencia infantil y al alejarse quedaron entre tantos elementos que la identificaban, tesoros del saber como sus sus libros y de entre ellos el viejo Vastus, el diccionario enciclopédico ilustrado de la lengua castellana de más de 1500 páginas que salió a la luz en la Editorial Sopena de la ciudad de Buenos Aires en el 1942.

Allí estaba el saber, lleno de voces, ilustraciones, dibujos, retratos de las personalidades que pasaron a la historia, mapas; todo un compendio para enseñar a los niños de la escuela.

Hojearlo cuando este símbolo del saber quedó huérfano de su compañera desde los años 40’ del siglo XX, en el Colegio 24 de Mayo, tiene un aire de admiración y nostalgia.

ATRAPADO SIN SALIDA

En mi niñez jugábamos a las estatuas, el juego consistía en tocar a alguien del equipo contrario, en este caso quien era tocado debía permanecer inmóvil, hasta que un compañero también lo toque y lo saque de ese estado de inmovilidad.

Aunque el símil aparezca como absurdo e infantil, esta es la sensación que tengo, parece que las personas, los pueblos, los países estamos a la espera que algo o alguien nos libere y nos permita movilizarnos y podamos seguir el juego frenético de la vida.

 

ATRAPADO SIN SALIDA

 

Coincido con quienes aseguran que vivimos “Tiempos Kafkianos” que se definen porque su continuidad y su final, nadie los puede precisar o señalar.

Permanecer en casa, solo posterga el inevitable encuentro con el virus pandémico y esta medida estuvo bien, siempre y cuando se pudiese disponer de manera casi inmediata de una solución médica masiva para controlar la pandemia, pero la realidad dice que aún NO es posible.

 

Todo el mundo de la medicina científica tiene la misión de encontrar una salida médica adecuada, la carrera para encontrar, cultivar y desarrollar una vacuna apunta a que pueda lograrse a fines del 2020.

Mientras tanto los millones y millones de personas comunes estamos atrapados en el carácter absurdo de un tiempo sin salida, con la disyuntiva de sobrevivir o morir.

La cuarentena solo indica que aún no le damos la cara al virus que nos ha puesto en jaque y las circunstancias de la supervivencia, del trabajo, de las obligaciones en algún momento nos va a poner de frente al contagio personal y por ende de nuestro núcleo de convivencia cercano que por lo general es nuestra familia.

¿Cuánto valor, cuanta desesperación o cuanta ignorancia deben hacer falta para arriesgar nuestra vida o la de las personas que amamos?

No puedo establecer soluciones, rutas de escape o de salida, solo puedo declarar mi impotencia y mi frustración al ser consiente que me encuentro “atrapado sin salida” y con la esperanza que sean otros, lejanos, ajenos y desconocidos los únicos que estén en capacidad de encontrar una solución.

O aceptar que los 7.000’000.000 seres humanos que habitamos la tierra seamos empujados a vivir confinados, o podamos desarrollar la autoinmunidad en un proceso cruel de selección natural, donde sobrevivirán los que se puedan adaptar, los más fuertes o los más jóvenes y los demás estemos condenados a aceptar la levedad de la vida y estar dispuestos a morir o mirar impotentes como desaparecen sin remedio algunas de las personas que amamos.

 

Jorge Mora Varela.