Maestro Ecuatoriano

MAESTRO ECUATORIANO

La reflexión del día después

No quise escribir al Maestro Ecuatoriano el 13 de abril, porque corría el riesgo de alinearme con las frases retóricas, plenas de adulos, felicitaciones o reclamos gastados por el tiempo.

Mejor tomar la píldora de reflexión del día después, poniendo como contexto la decisión política del ejecutivo, de mejorar la calidad de la educación en el país y que mejor dando una hojeada a algunas de las decisiones de algunos países que han emprendido la “cruzada” de mejorar sus estándares educativos cada uno desde su realidad.

Como es el caso del Japón que tomó la decisión de no permitir que sus alumnos aprendan de memoria, la prioridad es desarrollar la capacidad creativa y el pensamiento crítico, y para ello disminuyó el 30% de materias!!!!!. Se respeta como un alto valor la “libertad de cátedra”, porque  el estado SI confía en sus maestros, donde se privilegia la resolución de problemas de la realidad de sus estudiantes, con altas dosis de iniciativa.

O Canadá que acepta la multiculturalidad con la presencia de estudiantes extranjeros, 1 de cada 4 lo es, totalmente integrados a la cultura del país que los acoge; un apoyo decidido a las “Tutorías Académicas” que  permite que cada estudiante tenga un proceso educativo personalizado.

El caso de Finlandia donde solo los mejores estudiantes pueden ser profesores, la docencia es prestigiosísima.

O Singapur, o Shanghái, donde lo más importante es saber enseñar más que la destreza profesional y los sueldos son de los más altos, a nivel de los médicos o de los jueces complementados con programas permanentes de mejoría de los profesores.

En nuestro país, la mejora de la calidad educativa requiere del compromiso patriótico, exigente y generoso, del gobierno central, de los gobiernos seccionales, de la comunidad, de cada estudiante, y sobre todo de cada docente, que asumió su tarea profesional como una filosofía de vida, que le exige ser un genio o un artista, para hacer brotar de cada niño, joven o adulto lo mejor de sí para poder ser aporte significativo en la construcción de su entorno, su comunidad y el país.

Y por supuesto un abrazo pleno de admiración y respeto a cada maestra y maestro de la patria.

Jorge Mora Varela.

 

Imagen: Cityviews