EL TERRORISMO Y LA HETERODOXIA

EL TERRORISMO Y LA HETERODOXIA

¿Cómo se podría vencer, aniquilar, someter o anular al ser humano de una manera políticamente correcta?

En el arte de la guerra al parecer no son suficientes los ejércitos, las armas, las bombas, los tanques, los cañones, los misiles, los aviones, los satélites, el internet, las alianzas militares intergubernamentales, para vencer, aniquilar, someter o anular “a los malos, a los enemigos”.

¿Cómo entender a los pequeños, pero que no han perdido las motivaciones de sus causas y de sus luchas?

No dejan de llamarme la atención los palestinos, que de cuando en cuando, con palos y con piedras, provocan, irritan y enervan a los israelitas y estos les devuelven las provocaciones con misiles, con bombas y toda la juguetería bélica y no los logran aniquilar.

El 11 de septiembre de 2001, fue sorprendente la manera de golpear a la primera potencia mundial, en su mismísimo corazón, en Nueva York. Ni los más truculentos creadores de la literatura, ni del cine hollywoodiense habían sido capaces de imaginar un ataque de esta manera.

La heterodoxia es la capacidad para romper con las normas o prácticas tradicionales, aceptadas por la mayoría como las “convenidas” en un determinado ámbito, en este caso de la guerra. Entonces las formas heterodoxas de lucha política son impredecibles y los recursos de guerra de las potencias mundiales NO son insuficientes, porque las potencias mundiales de la guerra quedan fuera de juego respecto a las maneras “heterodoxas de matarse” en los juegos de la guerra.

Y claro, si lo “normal y políticamente correcto” es invadir y matarse a balazos, con bombas, con misiles, parecería inaceptable utilizar “el terror”, la sorpresa, lo impensado, lo inesperado.

En fin 20 años del ataque a las torres gemelas de Nueva York con toda su secuela de muerte y de dolor y 20 años de la invasión a Afganistán con todo su costo militar, político, financiero, geopolítico, social, cultural tras de un fantasma real llamado terrorismo, gastos de guerra inmensos y resultados inciertos.

Una más de las paradojas del mundo civilizado del siglo XXI.

 

Jorge Mora Varela

 

Imagen: 11 de septiembre 2001