LAS COSAS QUE ME PUDREN CUANDO GANAMOS ALGO

LAS COSAS QUE ME PUDREN CUANDO GANAMOS ALGO

Cuando podemos disfrutar de o los triunfos de nuestros coterráneos, lo razonable sería esperar que lo celebremos a gusto, lo gritemos, lo cantemos, lo brindemos, lo volvamos a brindar tantas y cuantas veces le apetezca a nuestro paladar.

Sin embargo, siempre aparecen los HDP que intentan avinagrar la fiesta:

Los conspiranoicos, los denunciologos, los ultranacionalistas, los independentistas, los acomplejados, los amargados, los envidiosos, los contreras, los olvidadizos, los quejumbrosos, los rencorosos, los HDP, los otros…

Lo que pasa es que el que ganó, renegó de nosotros, lo que pasa es que no recibió ningún apoyo, es que el gobierno, es que el presidente, es que el ministro, es que la federación, es que la gente.

Lo que pasa es que no tuvo apoyo, lo que pasa es que tuvo que irse a otro lado, lo que pasa es que son exigentes, lo que pasa es QHDP.

Hay quienes convierten las victorias en una folclórica “lucha de clases”, por un lado, los que se creen “razas superiores” y quiere encontrar en las victorias signos evidentes de una raza privilegiada y en el otro lado están aquellos que las victorias las convierten en una “bandera de lucha” de los humildes, de los pobres, de los marginados, de los olvidados.

O aparecen los independentistas que creen que son dueños absolutos del deportista destacado y no faltan los gritos destemplados o los memes: “Viva la república independiente del ……”

Los figuretis que quieren sacar rédito político que se traduzca en popularidad y en votos, porque aparecen en la selfie con el deportista ganador.

O los amnésicos que olvidaron que en un momento cuando fueron autoridades dieron la espalda al deporte, lo minimizaron o le mezquinaron los recursos y que cuando se dan las victorias intentan subirse a la camioneta de los vencedores olvidándose de sus mezquindades o miopías.

Nunca faltan los quejumbrosos, estos que joden hasta cuando son felices.

Los rencorosos históricos, esos que aprovechan cualquier oportunidad para acordarse de conflictos ya olvidados, esos que me recuerdan a las viejas que cada vez que hay algo se acuerdan de lo que pasó el siglo pasado.

Es evidente que la cosecha de medallas olímpicas ecuatorianas aún es escasa frente al medallero olímpico del mundo y habla a las claras de la realidad de los países, sin embargo, las citas deportivas deben ser escenarios de aprendizaje deportivo, dirigencial, presupuestario, técnico, tecnológico, estratégico.

Porque de no hacerlo demostraría sin lugar a duda que, durante casi un siglo, nuestros delegados han hecho mero “turismo con todos los gastos pagados”, para que no aprendan apenas nada o no han encontrado el filón dónde conseguir resultados positivos.

Y dejen el campo preparado para los expertos en expandir sus miserias con ventilador, ante la vista y paciencia de quienes queremos disfrutar en paz los pocos logros deportivos y que dejan un exquisito sabor de boca en cada uno de quienes nos sentimos identificados con los logros de algunos de los nuestros.

 

Jorge Mora Varela

 

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