LAS VACUNAS Y EL PALANQUEO

LAS VACUNAS Y EL PALANQUEO

 

La palabra “palanquear”, se emplea cuando una persona usa sus influencias para conseguir ventaja sobe los demás, por lo general para que obtenga un cargo, un puesto de trabajo o un beneficio.

En los tiempos contemporáneos, el palanqueo se lo ha modernizado con el término traído del inglés “lobbing” que significa: cabildear y presionar a la persona o grupo preciso para obtener resultados.

Claro que a la luz de las circunstancias pandémicas a los palanqueadores que cabildean por conseguir de forma adelantada y privilegiada las vacunas que protegen contra el covid-19, la sociedad, los percibe como seres abusivos, insensibles, egoístas, despreciables, porque han puesto sus intereses personales y familiares sobre las prioridades, es decir las personas de primera línea, los que deben ser inmunizados de manera prioritaria e impostergable.

 

Los palanqueadores, esta plaga de seres inmoderados, inconscientes y torpes abundan en todo el mundo, no es de mera exclusividad del señor ministro de Salud del Ecuador, Zevallos, ¡Que va!.

NO, estos abusivos impresentables, que mueves sus influencias para hacerse vacunar ellos y sus familiares y hacen gala de su valor ejemplar en las redes sociales, véase el caso de la clase política en el gobierno de la Argentina, por ejemplo.

La prensa internacional, recoge las vivezas inaceptables de influyentes que van tras de las vacunas para estos seres que se creen privilegiados, por ejemplo, algunos obispos y sacerdotes de España parece que ha vuelto a la época de la picaresca, cuando los curas, las autoridades,  los influyentes y la milicia jerárquica van primero y el poblacho debía conformarse con las sobras igual como se lo hacía en el medioevo. Estos NO creen en lo que predican.

Para estos seres despreciables ellos y sus grupos familiares tienen prioridad y el resto que se los cargue el diablo. Al fin y al cabo, ellos morirán de cualquier cosa, menos de covid-19 o ¿pensarán que ahora son inmortales?.

En el Ecuador, la probabilidad de tener vacunas en forma masiva y suficiente es mínima, a duras penas alcanzará a para los abusivos y ojalá para los de primera línea, de manera que los millones de ecuatorianos que NO tenemos palanca, debemos aprender a vivir, a interactuar y a trabajar con las medidas de bioseguridad, no nos queda de otra. Porque el gobierno NO tiene capacidad para conseguir la cantidad de vacunas para atender a la población en el año 2.021 y quizá ni para el futuro cercano.

No creo en el confinamiento radical propuesto por los vulnerables, los nerviosos, o los obsesivos. Tampoco creo en asumir la vida como si el covid-19 fuese cosa del pasado.

La única manera de tener una vida medianamente sostenible en lo sanitario, en lo económico, en lo afectivo y en lo familiar es a través de la convivencia prudente y responsable de las medidas de bioseguridad, con el uso de mascarillas, distanciamiento social y el aseo necesario.

Pero conociéndonos como somos los ecuatorianos, políticos, autoridades y población en general, parecería que estamos condenados de forma indefectible, a pagar un alto costo en vidas humanas que se perderán y a la postergación dolorosa de nuestra calidad de vida que incluye un futuro sin probabilidades para nuestros hijos, mientras estemos en manos de estos aventureros de la política, para los que la función pública les quedó demasiado grande.

 

Jorge Mora Varela.