LAS GOLOSINAS DE NUESTRA INFANCIA EN LA PROVINCIA DEL CARCHI
Era la hora del postre en la cena familiar que había reunido a casi toda la familia, sobre todo a los familiares de origen carchense; los anfitriones, que hacían ostentación de su progreso económico, social y de mundo, ofrecieron para cerrar la cena un “mousse de chocolat” en ”miel de azahar”, con “semillas de sésamo”, “helado de mándorla” y “Tarte à la crème”….
Uno de los invitados soltó una “palabra de grueso calibre” y dijo a continuación:
En mi tiempo con unas golosinas del mercado era suficiente y se quedaba bien.
La cena que se había llevado en términos formales se convirtió en una animada algarabía, cuyo tema fue el recuerdo de las golosinas de nuestra infancia.
Parecía que en la mitad del siglo XX, en la Provincia del Carchi con dos reales, todos los niños podíamos alcanzar la felicidad, una moneda de veinte centavos de sucre permitía ir a cualquier tienda, llenar nuestra vida de alegría y de placer.
Los delicados
- Señooora a vendeeer…
- Que quieres niño.
- Deme dos reales de delicados.
La señora gustosa nos daba ocho riquísimos delicados, pequeños bizcochitos redondos, de harina de maíz y panela, de consistencia dura, que nos los entregaba en las manos y nosotros los poníamos en los bolsillos, para irlos tomando de uno en uno y una vez estaban en la boca, estos se desleían de forma deliciosa.