UN ESPACIO PARA EL ASOMBRO Y LA BELLEZA EN EL DEPORTE

UN ESPACIO PARA EL ASOMBRO Y LA BELLEZA EN EL DEPORTE

Cuando un partido de futbol enloquece al mundo

Suelo ser escéptico respecto al futbol profesional, me parece un deporte sobreexplotado y por lo tanto repetitivo en sus ritos, gestos, fórmulas, resultados, y las subsecuentes consecuencias en las victorias y en las derrotas, de manera que con un par de variables ya se puede predecir los que vendrá con el paso de las horas o de los días de fútbol.

Ese deporte sencillo que da placer por el simple hecho de patear una pelota, en mi niñez superaba mi capacidad de asombro, llenaba mi imaginario en la juventud y de a poco se fue apagando en la edad adulta con la repetición infinita de todo el circo que lo rodea: el antes, durante y después de los partidos y perdió atractivo para mi imaginario, quizá porque en vivir fui arrugando el ceño, mientras me estuve volviendo viejo.

De hecho, en mi vida, el fútbol está cerca, pero no tanto, es una compañía de perfil bajo, como ese amigo discreto que me acompaña con sus historias y relatos, para evitar las boludeces cotidianas con las que nos envenenan los noticieros o de la sarta de vulgaridades que se cantan, que se bailan y que tienen a las posaderas de las muchachas como su único argumento.

De repente y como una gota en el desierto, un partido de fútbol que enloquece al mundo, un coloso que estaba muerto y en un acto de la valentía que da la vida antes de extinguirse en el último halito vence a su verdugo, lo derrota y lo abandona a la vera del camino, para levantarse vencedor y prepararse para la última batalla de esa guerra dónde por unas cuantas veces, estuvo a punto de morir.

Esas hermosas gestas del deporte, que escapan a las planificaciones, los pronósticos, las estrategias, a los controles y a los análisis de los expertos, dónde en un acto de rebeldía, el juego vuelve a recobrar su esencia, ese momento recreativo, de competición sometido a reglas, y en el cual por cosas del azar se gana o se pierde y nadie parece encontrar una explicación que calce en cualquier cerebro humano acostumbrado a encontrar justificaciones para todos y para todo.

Hermoso momento deportivo el generado por el Real Madrid español, quienes me ha demostrado que siempre debería haber un espacio para el asombro y para la belleza en el deporte, aunque parezca que es una actividad tan gastada dónde ya no cabrían ni las sorpresas ni la fascinación.

 

Jorge Mora Varela

 

Imagen tomada de: sport.es