¿Y AHORA EL QATAR, QUÉ?
Al leer a los analistas, opinólogos, politólogos o a cualquier ciudadano que emite sus opiniones respecto al Qatar y el mundial de fútbol, parecería que los qataríes son un grupo de adolescentes caprichosos, inescrupulosos, inmaduros y bobos que hicieron todo para ser sede del mundial de futbol en el 2022 y ya.
Al parecer según estos expertos para el Qatar en diciembre del 2.022 les llegó el fin de la historia, porque ya se acabó la fiesta futbolera y ahora el país del medio oriente le queda una gigantesca infraestructura deportiva, hotelera, vial, gastronómica, comunicacional, inmobiliaria, a la que parecería terminó su vida útil y ahora empezaría la decadencia, la obsolescencia y el olvido.
Si esto fuese así, entonces habría que asegurar en efecto los qataríes son un grupo de adolescentes caprichosos, inescrupulosos, inmaduros y bobos que hicieron todo para ser sede del mundial de futbol en el 2022 y ya.
Pensar de esa manera parecería no haber entendido nada, caso contrario ¿Cómo se explica que este país pequeño en su extensión geográfica, lleno de gas y petróleo, donde en su territorio, por cada qatarí existen 10 extranjeros que trabajan para ellos y tienen el PIB per cápita más alto del mundo?
Lejos de hacer un análisis simplista de censurar las condiciones laborales de los trabajadores de la construcción en el Qatar, (sin percatarnos de la historia del mundo presente y pasada es testigo de sistemas abusivos, esclavistas, explotadores e inhumanos que abundan y quizá hemos olvidado).
Y ahora que va a ser el Qatar con todo lo que construyeron ¿Solo para el mundial de fútbol?
En el Ecuador los años 70 del siglo XX, en la dictadura del General Rodríguez Lara acuño una frase que él y su gobierno la convirtieron en realidad de manera incipiente:
“Había que sembrar el petróleo”
Me parece que para el mundo qatarí le calza bien y al parecer, ellos lo hacen mejor:
“Han sembrado el petróleo y el gas”
Es decir, convertir en bienes productivos lo que de naturaleza es NO renovable.
Disponer de infraestructura deportiva, hotelera, vial, gastronómica, comunicacional, inmobiliaria y abrirse campo en otras áreas de servicios como la oferta turística, deporte profesional, convenciones a nivel global y convertirlos en un frecuente y preferente punto de encuentro mundial.
Esta apuesta que no está exenta de riesgos internos y externos; que les obligan a ellos a modificar, flexibilizar o como lo hacen otros como los cubanos o la misma Corea del Norte a esconder la propia cultura y el fracaso de su modelo político y/o económico, para crear espacios para los extranjeros que dejan ingentes cantidades y continuas de divisas.
Y a generar la confianza del mundo externo en los cinco continentes, para que vayan al Qatar y no teman encontrarse y de hecho no lo hagan con la aplicación de las normas de comportamiento civil, religioso o cultural que los aleje.
Si el Qatar invirtió gigantescas cantidades de dinero, en actividades de inversión para transformar a su país como el destino turístico, de desarrollo de la industria de bienes o servicios deportivos o de cualquier índole y lo hizo a su manera (en términos de nuestra jerga: por la derecha o por la izquierda), debe tener planes para el futuro que de plano empezó con el mundial de fútbol y en ello han puesto la esperanza del futuro inmediato y mediato para el Qatar.
Y el gobierno qatarí, debe estar consciente que el precio es que el Qatar esté dispuesto a pagar es dejarse permear por la diversidad cultural, política, religiosa y económica que es la realidad del mundo que tiene el dinero que ellos quieren y mundializarse, sin reparos, quejas o restricciones, caso contrario, me temo que no les funcione.
Pero el país más rico del mundo, en el orden de las inversiones sabe a lo que juega, aunque el nivel futbolístico de su selección de fútbol, NO haya tenido el nivel competitivo que a los mentalizadores de idea de proyectar a Qatar hacia el futuro, teniendo al mundial de fútbol como su plataforma de lanzamiento les hubiese gustado.
Jorge Mora Varela
Imagen tomada de: tycsports