Desde el baúl de los recuerdos en el maravilloso realismo mágico carchense los invito a leer:
PURO JANCHE
“Puro janche” te han dado en el costal de carbón, gritaba mi abuela.
Ándate al mercado y dile al que te vendió que te lo cambie por otro.
Es que desde que la abuela me mandaba al mercado a comprar el carbón, me lo temía.
Me daba el 1.40, entonces me iba para arriba en el pueblo, llegaba al mercado y en una especie “de tin marín de do pingüé” y dónde el azar lo indicaba compraba el costal de carbón, le pagaba el 1.20 sucres a la vendedora del mercado, luego contrataba al señor que lo cargaba y lo llevaba a casa por 20 centavos y cruzaba los dedos, para que a la abuela quedase tranquila.
Entonces yo esperaba casi como un milagro, que: el carbón arda sin hacer humo, que prenda rápido, que aguante y que no tenga “janche”.
Eran demasiadas variables y por algún lado fallaba.
Entonces antes que la abuela pudiese reaccionar y me señalase con su dedo inquisidor, yo me escapaba al parque principal del pueblo y el resbaloso me entretenía hasta que Doña Ligia abra la biblioteca municipal, ella que era la encargada de los libros me salvara con el enorme libro de pasta roja “Las mil y una noches” y por medio del “Ábrete Sésamo” escapaba de las demandas inquisitoriales de mi abuela y en el mundo de Scheherezade pude escapar y embellecer las tardes de mi niñez, lejos de la abuela, el costal de carbón y del “janche”.
Jorge Mora Varela
Imagen tomada de manomano