Libro TRAVESÍA EN OTRO TIEMPO

TRAVESÍA EN OTRO TIEMPO

Porque: “Somos lo que creemos y contamos de nosotros mismos.”

Con el auspicio de la Casa de la Cultura “Benjamín Carrión, Núcleo del Carchi.

Colección: PUMAMAQUE N° 9

Un aporte a la cultura de Jorge Mora Varela

Narración de Mirta Santacruz Delgado

Discurso de presentación de la obra

 

Con la presencia de Ramiro Almeida, presidente de la Casa de la Cultura Núcleo del Carchi y Luis Enrique Fierro, Premio Eugenio Espejo 2005.

Este momento es para mi familia y para mí, un motivo de alegría y satisfacción, en tiempos marcados por el surrealismo que genera la pandemia, poder por este medio presentar el libro “Travesía en Otro Tiempo”.

Yo soñaba con el día en que tomado de la mano de mi esposa pudiésemos caminar desde mi oficina en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, hasta el edificio de la Casa de la Cultura ecuatoriana Benjamín Carrión, para presentar este trabajo creativo que recoge en forma de palabras, algunas pinturas del pueblo carchense.

Sin embargo, llegaron de la mano de la posmodernidad los tiempos difíciles del confinamiento global; entonces de una manera estupenda una de las salas de la Casa de Carrión, se volvió universal por efecto de la magia del internet y hoy nos permite estar juntos de otra manera, como lo avizoraban las series de ciencia ficción y los dibujos animados de mi infancia.

Gracias por su presencia “virtual”.

A mi me gustaría estrecharles la mano y darle un cálido abrazo, pero en este momento no es posible, entonces por favor, concédanme el privilegio de sentirme cerca de cada uno de ustedes, de este modo al que todavía me cuesta acostumbrarme, porque nací, crecí y disfruté del contacto físico al que me gustaría volver muy pronto.

El motivo que nos reúne es la presentación del libro “Travesía en Otro Tiempo”, 30 relatos y 30 poesías de la cultura carchense.

¿Por qué había que escribirlo?

 

Para explicarlo permítanme recordar una vivencia de mi pueblo:

Con mi esposa asistíamos en la ciudad de Tulcán al velorio de un amigo y mientras vivía la paradoja de la muerte y el dolor por la partida de un ser querido, una señora que me miraba de manera insistente, se acercó a dónde yo estaba.

Y me dijo:

Señor Mora, solo dos hombres me han hecho llorar en la vida, el primero mi difunto esposo, que me hacía llorar de las iras.

Y el otro, usted que me ha hecho llorar de alegría.

Porque cada vez que leo su libro, soy yo la protagonista de sus cuentos, porque habla de mi vida, de los lugares de mi infancia, de las cosas lindas de mi pueblo.

 

SAN PEDRO Y SAN PABLO

 

Desde el Realismo Mágico Carchense: SALTAR EL TAMO, para espantar el MAL.

 

 Los trigales

Cuando moría el mes de junio llegaban las vacaciones, y con ellas la oportunidad de ir al campo a mirar como el sol en comunión con la tierra habían teñido de dorado los granos de trigo de los hermosos trigales de mi pueblo, como una bendición que garantizaba a la familia el pan de cada día.

Formando un laberinto interminable y misterioso, las espigas de trigo coqueteaban con el viento de verano y su cadenciosa danza insinuaba las mieles del amor a los jóvenes que se buscaban con la mirada, para encontrarse en los rincones discretos del trigal.

El tamo

El tiempo de cosecha había llegado y los cegadores separaban el tamo que quedaba en las eras después de trillar las semillas de trigo, porque era la víspera de San Pedro y San Pablo y a la mañana siguiente habría muchas personas del pueblo que acudirían a recogerlo.

Los más bellos trigales habían crecido en San José, tras del campo de aviación, el Carrizal, Chapuel y Chapués; hacia allá se dirigían las familias, adultos y niños formaban los” guangos “de tamo, los colocaban en sus espaldas y emprendían el regreso con su pintoresca carga. Durante el trayecto alguien gritaba: “Se me parió el guango”, entonces se rehacía el bulto desecho, amarrándolo mejor con la soga y se reemprendía el retorno.

Al llegar a casa se colocaban los bultos en la vereda formando una gran montaña dorada donde los juegos más diversos salían del imaginario de los niños: saltos, “volantines”, escondidas, como una promesa a la gran celebración de la noche.

La noche

Con impaciencia se esperaba el arribo de la noche y la fiesta se prendía al mismo tiempo que los fogones. En la calles un desfilar permanente de amigos recorría el pueblo saltando en todas las hogueras, el ambiente de excitante alegría era propicio para los saludos y para tomarse un hervido.                    

 Para los jóvenes el tamo, el fuego y la noche eran una promesa de amor escondido, casi un pecado que valía la pena de ser cometido; en una noche como esta a la voz de: “San Pedro y San Pablo…, abran las puertas del cielo, cierren las del infierno y vengan a calentarse en este fogón”, muchas historias de amor se habían encendido.

La magia de la noche terminaba, el tamo se había consumido, las hogueras quedaban en silencio y el humo dibujaba siluetas fantasmagóricas que recorrían las calles pregonando: ¡El trigo son los buenos y la paja son los malos!  ¡Y los malos fueron quemados!

 

FIN

 

¿esta anécdota era suficiente motivo para escribir un libro?

Hace algunos años tuve la oportunidad de especializarme en la Ciudad de Roma, donde pudimos participar 30 profesionales de 25 países de los cinco continentes.

El curso de lengua italiana lo impartía una mujer fascinante que en las universidades de su país había enseñado la cátedra de literatura durante cuarenta años.

En algún momento Grazia Giacanelli, nos pidió que contásemos algo de nuestro país y yo leí un poema de mi hija Daniela, que está en el libro:

 

A MI PADRE

“Porque a veces olvido que no eres inmortal”

 

A veces olvido que no eres inmortal,
porque me has enseñado a hacer inmortales los momentos,
me das alas para volar, aunque no me sueltas completamente,
entonces me abrazas con fuerza y me pides que no me vaya más lejos,
porque el tiempo para ti corre más de prisa y
si me pierdo no podrás ir a buscarme.

 

A veces olvido que no eres inmortal,
porque desde el primer momento que nos cruzamos
en el mismo camino pactamos un compromiso de amor eterno y
en silencio y casi sin memoria firmamos un te quiero.

 

A veces olvido que no eres inmortal,
porque me pierdo en los pequeños detalles,
olvido que no estarán ahí siempre y
algún día esas pequeñas cosas terminarán,
que no siempre estarás ahí
pretendiendo cuidarme de demonios invisibles para mi
pero demasiado tangibles para ti.


A veces olvido que no eres inmortal y
me hago a la idea de que aquel beso en la frente
que me das cuando pretendo estar dormida estará ahí eternamente.


A veces olvido que no eres inmortal y
me gusta pensarte como eterno,
entonces cierro los ojos muy fuerte
queriendo capturar un momento para siempre,
pero de repente despierto y recuerdo que aún te tengo y
que mientras estés conmigo, aquel momento puede ser eterno.

 

Por: Daniela Mora Santacruz 

 

Cuando terminé de leer el poema de mi hija, la profesora lloraba y no podía dejar de hacerlo.

Dijo: Toda mi vida he enseñado literatura italiana y universal, pero jamás una poesía me tocado las fibras más sensibles de mi ser.

 

La convivencia con personas de lugares tan diversos confirmaba una realidad, todos somos diferentes en nuestras particularidades, todos podríamos contar nuestras historias a nuestra manera, diversa y sorprendente para los otros.

 

ESCULTURAS EN VERDE

La imagen más hermosa de Tulcán.

 

Guerreros defensores de mi pueblo,

luchadores de guerras olvidadas,

batalladores incansables sin batallas,

guardianes sempiternos de mis muertos.

 

Testigos silenciosos de la historia,

labradores de historias y de sueños,

pertinaces constructores de mi sello identitario,

infaltables acompañantes de la historia.

 

Silenciosos acompañantes de la vida,

herméticos custodios de secretos,

cautelosos acompañantes del martirio,

discretos testigos de la muerte.

 

Paradójicos en el placer y en el dolor,

imperturbables compañeros del adiós,

incomparables dueños del silencio,

cómplices de  encantos y desencantos.

 

Míticos seres testigos del pasado,

legendarios amos de lo nuestro,

imprescindibles en la memoria colectiva,

la imagen más hermosa de mi pueblo.

 

FIN

 

¿QUIÉNES SOMOS LOS CARCHENSES? 

“Somos lo que creemos y contamos de nosotros mismos.”

El filósofo argentino Darío Sztajnszrajber en su conferencia sobre la IDENTIDAD, marca dos instantes para la identificación de un pueblo; un momento narrativo, que se caracteriza por lo que creemos y contamos de nosotros mismos y el momento descriptivo que explica lo que somos y como actuamos.

Es un proceso dinámico y continuo de construcción de la identidad, que solo se detiene cuando los pueblos mueren y se extinguen, solo allí la historia es un hecho acabado y fijo.

Por eso es un error pensar que la historia de la Provincia del Carchi ya está escrita y es inmodificable.

No desconozco el valor de los textos referenciales sobre la historia del pueblo carchense, pero debo puntualizar que solo describen una parte de nuestra memoria.

Somos un pueblo vivo, por lo tanto, nuestra historia es un texto en construcción, sobre todo porque la dinámica del mundo global exige un permanente pensarnos y definirnos como comunidad viva, que tiene la obligación de redefinirse, para responder a las exigencias de los tiempos, expresados en el deber que tenemos con nuestros jóvenes para que reciban un escenario viable, con posibilidades de realización en el futuro.

Sí se concibe a la identidad como el relato que hacemos de nosotros, entonces este libro “Travesía en Otro Tiempo” expresa lo que pensamos de nosotros mismos.

Un pueblo valiente, rebelde, luchador, creativo, cooperativo, solidario, joven, que puede enfrentar al futuro con sus propios recursos y argumentos.

Solo así podremos pasar al siguiente momento el “Esencialismo”, donde podremos “ser”, para seguir ese difícil proceso que es la vida, que nos exige la construcción de nuestras familias, nuestras fuentes de supervivencia, nuestra música, nuestros héroes, nuestra identidad de carchenses, capaces de adaptarnos a los signos de los tiempos en los cuales vivimos y ante los cuales tenemos la obligación cívica de responder como ciudadanos.

 

Deseo dejar constancia de mi agradecimiento a la Casa de la Cultura Benjamín Carrión Núcleo de Carchi, en la persona de su presidente Ramiro Almeida, por permitirme aportar a la cultura de nuestro pueblo en la Colección Pumamaque, debo resaltar el aporte de mis amigos, al artista plástico Luis Rosero Mora por embellecer las páginas de este libro con sus pinturas, con su sensibilidad y su talento, a Edwin Sánchez Osejo, por abrir las ventanas del mundo digital a la cultura carchense y ponerla en la palma de la mano de todas las personas en cualquier parte del mundo con el sitio web referente de la cultura carchense, Tulcán Online y hoy quiero reiterarme en una declaración de amor para mi compañera de vida, Mirta, porque sin ella, nada de esto existiría.

 

Muchas gracias.

 

 

 

Presentación Libro "TRAVESÍA EN OTRO TIEMPO" autor Jorge Mora Varela - Escritor ecuatoriano #CCEnTuCasa. 26/08/2020