El Popol Vuh el texto sagrado maya, los mitos de la creación y del ser humano

El Popol Vuh el texto sagrado maya, los mitos de la creación y del ser humano

El Popol Vuh es la historia de la creación según los mayas quichés hoy Guatemala. Traducido como "el libro del consejo", "el libro del pueblo", no podría decirse que es "la Biblia Maya", no es "la palabra de Dios" ni la escritura sagrada, sino un relato de "la palabra antigua" y de la comprensión que los quichés tenían de la cosmología y la creación antes de la llegada del cristianismo. Se lo conocía como "el libro de la estera" por las esteras tejidas en las que se sentaba la gente para escuchar la obra.

El texto maya narra los mitos de la creación, de las primeras dinastías humanas, permite comprender la religión, la cultura y la historia maya, en la región del Quiché en Guatemala, que está al norte occidente de la Ciudad de Guatemala.

El Popol Vuh es un libro anónimo que se supone lo escribió un escriba maya, alrededor del 1550 en el idioma quiché con el alfabeto español. El libro protegido por la gente de la ciudad de Chichicastenango se ocultó a los castellanos. Hasta que, en 1701, el sacerdote español Francisco Ximénez, lo tradujo al español. El original se perdió y es la transcripción del padre Ximénez la que se conoce y se conserva.

El Popol Vuh trata de la creación del Quiché Maya, cuando el Dios de los cielos y el Dios de los mares discutían cómo poblarían la Tierra, entonces crearon montañas, ríos, valles, hicieron a los animales, que no podían alabarlos, no podían pronunciar sus nombres. Entonces intentaron crear al hombre, hicieron hombres de barro, pero no funcionó, los hechos de madera también fallaron, estos se convirtieron en monos, entonces intentaron hacer al hombre de maíz.

Esta vez SI funcionó y se crearon cuatro hombres: Balam-Quitzé (Jaguar Quitze), Balam-Acab (Noche de Jaguar), Mahucutah (Nada) e Iqui-Balam (Viento Jaguar). También crearon una esposa para cada uno. Se multiplicaron y fundaron las casas gobernantes del quiché maya.

La obra relata las hazañas de los héroes gemelos Hunahpú y Xbalanque antes de ascender al cielo como el Sol y la Luna, narra sus aventuras en el inframundo y su triunfo sobre los “señores de la muerte”, la creación de los seres humanos y la historia de la migración y el asentamiento de los quichés hasta la conquista española en el siglo XVI.

Al principio, los cuatro hombres eran buenas personas, guapos, hasta que los pensamientos llegaron a la existencia humana, entonces miraron; vieron, conocieron todo bajo el cielo, alrededor del cielo, en la tierra, todo fue visto sin ninguna obstrucción. A medida que miraban, el conocimiento humano se volvía más intenso, su vista pasaba por los árboles, las rocas, los lagos, los mares, las montañas, las llanuras.

Esto molestaba a los dioses, los humanos no debían tener los mismos dones que sus creadores, entonces nació la mortalidad humana y cambiaron su naturaleza, sus designios, bastó con que los ojos humanos se estropearan.

Quedaron cegados como la cara de un espejo cuando se respira sobre él. Ahora solo podían ver de cerca lo que había con cierta claridad. Con ello perdieron la capacidad de comprensión y la posibilidad de saberlo todo.

Los dioses les proporcionaron esposas y "enseguida volvieron a ser felices de corazón”, olvidaron que antes lo sabían todo y eran como los dioses. Los hombres y las mujeres se contentaban con tener hijos y plantar cosechas y con apreciar los dones que los dioses les habían dado.

El libro concluye con la historia de la migración de los quichés y su genealogía, nace el dios Gucumatz, el siervo emplumado, conocido por los mayas de Yucatán como Kukulkán y por los aztecas como Quetzalcóatl.

El Popol Vuh pretendía preservar las antiguas creencias y prácticas de los mayas, porque no serían toleradas por los cristianos.

El manuscrito, que hoy está dividido en cuatro libros, originalmente no tenía divisiones y era una narración sin fisuras. Contenía la historia de los orígenes del pueblo y sus creencias religiosas, escritas con "figuras y caracteres” con los que podían significar todo lo que pensaban y querían preservar.

Al cura castellano Bartolomé de las Casas le impresionó el hecho de que los Mayas pudieran escribir "todo lo que quisieran". Los Mayas eran, de hecho, el único pueblo del Nuevo Mundo que tenía un sistema de escritura que venía de la antigüedad anterior a la conquista y entre otras características, allí estriba parte de su grandeza.

Y con esta historia iré a la casa de la cultura de mi pueblo a Tulcán y veré una vez más el mural del Hombre Maíz y lo pensaré como el primero que habitó estas tierras luego de la sequía que por dos siglos acabó con la civilización Maya en el actual Guatemala y que llevó a sus habitantes a migrar hacia el Sur hacia el austro de la actual Colombia y el norte del actual Ecuador (a la tierra dónde yo nací, al Carchi), junto a los Quillasingas y los Pastos, quizá deba reescribir nuestra propia historia, con la mirada puesta también en el pueblo de los mayas, en la civilización Maya.

 

Publicado en YouTube, en: https://youtu.be/TfrEQDJh9Xc

 

Jorge Mora Varela