MATADLOS A TODOS, DIOS RECONOCERÁ A LOS SUYOS
Lejos de la propaganda de la misma Rusia y de Occidente, lo cierto es que en Ucrania existen muertes civiles y militares y en el entramado caos de destrucción, la pregunta es ¿A quién están matando?
Viene a mi mente la frase arquetípica del fanatismo religioso del siglo XIII en la cruzada albigense que buscaba terminar con los Cátaros, un grupo religioso declarado hereje y que se extendía con rapidez por tierras francesas, atribuida, al monje cisterciense Arnaud Amaury por el Papa Inocencio III.
¡Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos!
Las tropas papales, que buscaban terminar con los herejes, asediaron la plaza de la pequeña ciudad del sur de Francia, Béziers en el año 1.209. En el momento de entrar y pasar a cuchillo a los rebeldes, alguien preguntó ¿cómo distinguir a los buenos católicos de los perversos cátaros?. A lo que Amaury habría contestado:
“Matadlos a todos, pues Dios ya conoce a los suyos”
(Caedite eos, novit enim Dominus qui sunt eius).
Esa misma pregunta tengo para Ucrania, ¿Cómo distinguen a los enemigos los ultranacionalistas ucranianos o los rusos defensores de los pro rusos encabezados por Vladimir Putin?
¿Acaso utilizan la misma lógica del medioevo fanático y oscurantista?.
Dios reconocerá a los suyos.
Caso contrario NO me explico la destrucción de escuelas, hospitales, viviendas, o la muerte de civiles, niños, mujeres u hombres.
Los ultranacionalistas ucranianos y las fuerzas de ocupación rusa tienen mucho que explicarle a la humanidad y a la historia y dado su modus operandi deberán rendir cuentas como autores de crímenes de lesa humanidad.
Jorge Mora Varela
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