TU NO LEES Y SE TE NOTA

TU NO LEES Y SE TE NOTA

Eso me lo podría decir cualquier persona que haya asumido con seriedad el compromiso de prepararse, de crecer, de rodearse de elementos de alto nivel, para alcanzar su máximo desarrollo y frente a este tipo de individuos me sentiría pequeño, plano y carente.

Tan solo con escucharlo a un ser humano, permite conocerlo, transparentarlo o desnudarlo, al hacerlo se podría afirmar con precisión lo que lee o lo que no ha leído, a quien atiende, la información de la televisión que consume, el tipo de emisoras de radio que escucha, la información que genera, consume, comparte o difunde en las redes sociales y con estos elementos se puede identificar con fidelidad sus alcances, sus límites, sus creencias, sus temores, sus traumas o sus complejos.

Basta con echar una mirada a las publicaciones que circulan por la cantidad de medios de comunicación formal e informal y que están al alcance todos; estas ofrecen una diáfana radiografía de lo que somos, de lo que creemos, de lo que tememos, del alcance de nuestra mirada y de nuestras expectativas.

Por supuesto que existen algunas excepciones, unos cuantos faros luminosos que deberían ser leídos, porque aportan, guían, ilustran, señalan y podrían ser los referentes, pero que se pierden en el anonimato por la contundencia de mayorías que imponen sus modelos mentales y parecerían uniformar el pensamiento con el raso hacia abajo.

Se podría afirmar que los pueblos son lo que leen, pero sobre todo son víctimas de lo que NO leen, por efecto de sus propias limitaciones que rayan en el analfabetismo funcional o la ignorancia crónica y estructural, por estas razones están condenados a depender de lo que se hace viral en redes sociales, rumores tendenciosos, cadenas con mensajes interesados y manipuladores.

O haber alcanzado tal grado de pobreza mental e intelectual que solo les queda depender de los influencers quienes se encargan de decirles y señalarles lo que las personas-analfabetos-funcionales deben creer, gustar, usar, aceptar o rechazar y que suelen estar al servicio de las de las multinacionales o de los manipuladores que aprovechan las debilidades sociales para poner como temas de discusión de las masas un sinfín de nimiedades (asuntos insulsos que tiene poca o ninguna importancia) que no ayudan, ni aportan, pero entretienen a las mayorías y con este efecto multiplicador venden y generan riqueza con pequeñeces o con el mercadeo de la miseria humana.

Es deseable que las personas LEAN y mucho, para ampliar los horizontes y dejarse permear por el conocimiento, por la diversidad, para valorar lo que se deba valorar y se rechace lo que se deba rechazar de la propia cultura, para reafirmarnos en lo que somos, pero con la plena conciencia de serlo y del origen de nuestras ideas.

Solo así el ser humano, el ciudadano debería actuar, para hacerse responsable del tamaño, del color y del alcance de sus ideas, de sus implicaciones y de las consecuencias frente a sí mismo, a su familia y en comunidad, caso contrario se convierten en los “tontos útiles” de los mercaderes de la pobreza.

 

Jorge Mora Varela