San Vicente y El Rosal eran aeropuertos improvisados

 

San Vicente y El Rosal eran aeropuertos improvisados

A inicios del siglo XX en el Ecuador se habían realizado ya vuelos aéreos, tanto en Quito como en Guayaquil los aerostatos (globos) sobrevolaron en distintas ocasiones el cielo; pero mirar volar un avión, era algo novísimo.

El Club Guayas de Tiro y Aviación, integrado por un grupo de jóvenes decididos a explorar el cielo e incursionar en la aviación, envió a Cosme Renella a prepararse como piloto a Italia en 1912; al mismo tiempo que el chileno Eduardo Molina Lawin visitaba nuestro país a bordo del primer avión que miraran los guayaquileños.

Cosme Renella regresó al país en enero de 1913 como piloto civil e hizo traer hasta acá un avión al que denominaron Patria I, el cual después de tres pequeños vuelos, dos de ellos desafortunados, fue embodegado por quedar inútil.

En 29 de julio de 1920 se trajo desde Italia el avión que se denominara “El Telégrafo 1” adquirido por los dueños del diario El Telégrafo y el cual recorrería el país de sur a norte. Este avión era uno de aquellos que quedaran después de la Primera Guerra Mundial en propiedad del italiano Elia Liut. Fueron precisamente Liut y Ferruccio Guicciardi quienes sobrevolaran  los Andes Ecuatorianos. En noviembre de 1920 condujeron el Telégrafo 1 de Guayaquil a Cuenca, posteriormente de Cuenca a Riobamba y luego a Quito.

En febrero de 1921 viajaron de Quito a Ibarra y días después de Ibarra a Tulcán. Aún existen documentos fotográficos del aterrizaje del Telégrafo en el sector de San Vicente (junto al actual aeropuerto) en nuestra ciudad. El entusiasmo y la algarabía de la gente los animaba a agolparse en los alrededores de la improvisada pista de aterrizaje que se señalaba con sábanas blancas para facilitar las maniobras de los pilotos.

Desde Tulcán el Telégrafo partió a Pasto, conducido por Ferruccio Guicciardi. El clima motivó que Guicciardi aplazara el viaje a Pasto durante varios días y es hasta marzo que arriba a la ciudad colombiana donde le proponen participar en un concurso aéreo para arribar a Cali, concurso que ganó y luego le significó un contrato en una de las aerolíneas que se pretendía implantar en esa ciudad.

De los registros históricos de la llegada de aviones a Tulcán en aquella época consta el arribo del Telégrafo 1 y años más tarde el aterrizaje del Syrie en el sector del Rosal.

Fuente: Blog Verónica Paguay Recalde