Mi manera de pensar no encaja con nada

Mi manera de pensar no encaja con nada

Jorge no encaja

No puedo encajar con la manera de pensar de las diversas tendencias de la contemporaneidad y me siento fuera de lugar; no puedo estar de acuerdo con lo “políticamente correcto”, no puedo, porque creo que NO debo actuar impulsado por lo que siento” o porque “me gusta”, no puedo nadar con la corriente.

Y parecería que me encuentro en medio del fuego cruzado: ni con los postmodernos, ni los alienados, esos que responden a la tendencia de moda, a los que van todos y hacen colas interminables para estar en el lugar y en el momentos precisos, a los noveleros, a los infaltables al lanzamiento y puesta  en venta del nuevo IPhone, o a los fanáticos de los estrenos de las películas, o a los infaltables a la inauguraciones de las cafeterías, o restaurantes de moda.

Tampoco puedo con los “izquierdistas” o los de “derecha” en el serengueti urbano de la política ciega violenta, fanática y menos aún con los que evaden su rol como ciudadanos, a los anodinos, a los que “no les interesa la política”.

Menos aún puedo encajar con los que discuten si es que el partido es clásico o no, o si mi equipo o el tuyo es el ídolo de pueblo o si tiene la mayor o la mejor hinchada, o “quien es el más grande” o si la temporada fue fracaso o no,  o si debo comprar la camiseta de mi selección como si fuese un deber patriótico sagrado, con el riesgo de ser tildado como traidor a la patria.

Tampoco voy con los dogmáticos, esos que creen (los creyentes) y son orgullosos de aquello, que siguen de forma ciega a lo que ellos piensan que es la “palabra revelada” , la que suele ser señalada por el pastor, el líder o la hoja del domingo.

Tampoco voy con los amantes del “buenismo”, a los que están a favor de forma fanática de paranoias como “el calentamiento global”, las o los que defienden “el derecho al aborto” al tiempo que se oponen a la pesca porque ellos creen que los peces son seres “sintientes”, a los defensores a ultranza de los quejosos y resentidos “feminismos”  e “indigenismos” y a los aliades y a los deconstruides.

No puedo estar de acuerdo con los que son dueños de la verdad “porque así lo sienten”, a esos que exigen el derecho a ser tratados de acuerdo a cómo dicen que se sienten, si se creen dálmatas, gatos, sillas, roca, discapacitados o de cualquier “género extravagante”.

No puedo ir de acuerdo con la pretensión tiránica que propone la agenda 2030 y su intento de imponer de un modelo de mundo único diseñado por los burócratas dorados encerrados tras de los escritorios en la UNESCO y los intereses estrambóticos de una serie de fanáticos que se esconden tras de ellos.

Si en ejercicio de mí libre albedrío, no encajo en el pensamiento de las tendencias, porque:

Reclamo mi derecho al libre pensamiento, a tener el suficiente espacio de libertad, para pensar y para discernir de la manera más autónoma de la que pueda ser capaz; si es que eso es posible y poder actuar en consecuencia.

 

Jorge Mora Varela