LOS MUROS DE LA PIEL de Santiago Rubio Casanova
En el mundo de los escritores y la literatura, la pregunta recurrente y desde mi particular punto de vista inadecuada es con alguna frecuencia:
¿cuál es tu escritor favorito?
Ello significaría cerrarle la puerta a la posibilidad de descubrir a los otros, a los que preparan y abren sus páginas para ser descubiertos, para sorprender de manera grata a sus lectores, porque desde cualquier verso o párrafo de una página cualquiera, pueda tocar las fibras sensibles que cada ser humano ha guardado y ha olvidado.
Cuando un escritor perspicaz recoge y recrea esas historias de manera sutil e inteligente y tiene la habilidad para hacerlas llegar a las manos de los lectores, estas son capaces de sobrecogerlos y llevarlos a la identificación con la propuesta plasmada en un libro.
Esa puerta:
¿cuántos besos, arrimones, caricias desmesuradas habría presenciado desde sus vetas?
Santiago Rubio Casanova presenta en LOS MUROS DE LA PIEL, una serie de historias en su particular manera de recrear su mundo, desde sus vivencias, desde su infancia, desde su forma de ser ecuatoriano, con un balón de fútbol en medio de la lluvia, con sus amigos, desde sus calles, sus pueblos, sus héroes, sus fantasías, encuentros y desencuentros.
¿Quién eres?
Un creador
¿Cuándo moriré?
Eso depende
¿De qué?
De si alguien leerá sobre ti.
A su manera, libre de formatos o de los cánones de la literatura, que se escapa de la academia para llegar a las personas e identificarse con ellas, con sus vidas, con sus avatares y mimetizarse con sus lectores porque las historias son parte de ellos, porque son el pueblo.
Él la besaba tres veces al día y nada más,
Así sabía si la temperatura y el dulce de sus melcochas eran las precisas…
Gracias a Santiago, por unos momentos deliciosos de lectura de recuerdos, de identificación, de fútbol, de lluvia, de amigos y de amores que permanecen atesorados a mi juventud.
Jorge Mora Varela
جورج مورا
