Mi abuelo es la memoria de un pueblo.
LOS 90 AÑOS DE MI ABUELO
Hace algunos años en el Cotopaxi, mi abuelo salió del auto puso las manos en los bolsillos y caminó sin detenerse, fue el primero en llegar al refugio, recuerdo que su ropa no era diferente a la que usaba diariamente, tampoco sus zapatos eran ideales para esa actividad, sin embargo eso no lo detuvo y nos dejó a todos atrás.
Este recuerdo que quedó grabado en mi memoria hoy lo comparto con ustedes porque es la mejor enseñanza que puede ofrecernos la vida, nos muestra de dónde venimos y de que estamos hechos, que somos retazos de héroes que van dejando un legado que debemos admirar y celebrar; que frente a nuestras propias montañas lo que debemos hacer es caminar, aún si los caminos parezcan no adecuados.
Mi abuelo es las manos que trabajan y los pies que no descansan, los brazos que nos sostienen y la generosidad en su más bella expresión, las fundas de caramelos en navidad, los almuerzos en los cumpleaños y el regalo camuflado para nuestros viajes.
Mi abuelo es la memoria de un pueblo, la base de nuestra familia, el motivo de esta celebración y el porqué de todos nosotros.
Los 90 años que nos convocan hoy son una forma de expresar el amor, la admiración y el respeto que sentimos por él y que a veces no encontramos la forma de expresarlo, porque el regalo más importante es el que recibimos de él cuando nos sentamos a su lado y podemos escuchar sus historias, el privilegio de escuchar su voz al otro lado del teléfono y el milagro es haber construido una gran familia.
Si la vida nos permite transitar un sendero parecido, una vez que lleguemos a la meta espero que tengamos la agudeza para valorar la vista desde arriba, la inteligencia para no juzgar el camino de los demás y la generosidad para dejar que cada uno pueda construir sus propios senderos. Y que mientras nos encontremos en diferentes puntos de la montaña nos valoremos, nos amemos y nos mantengamos unidos.
Feliz cumpleaños abuelito.
Daniela Mora Santacruz.