MI ÚLTIMA CARTA

MI ÚLTIMA CARTA

Sabes que me apetece ahora?

Me apetece amarte. Pero no de la forma terrenal, me apetece amarte sin tabúes, sin tapujos ni convenciones sociales, me apetece amarte en libertad.

Si te tuviera cerca en este momento me gustaría decirte que al amor solo lo entiende el que ama, pero pierde sentido cada vez que alguien trata de definirlo, pues no se presenta igual para todos, pero que sin embargo, todos aquellos que hemos amado alguna vez, podemos decir que no hay motor más poderoso sobre la tierra ni sensación más intensa con la capacidad intrínseca de llevarte a la locura misma.

Me apetece amarte y decirte la verdad, así que, quiero confesarte que el paso de cada persona por este mundo es tan corto, que es un desperdicio desaprovechar el don divino de la desobediencia; te diré además, que quien está cansado de vivir seguramente nunca aprendió a hacerlo, que memorizó el ciclo de la vida pero que nunca entendió lo que es vivirla a plenitud, que el ser humano no se acaba en “nacer, crecer, reproducirse y morir”; quiero que sepas que vivir es mucho más que eso y que deseo que disfrutes cada etapa; que sepas por tu bien que al amor no se lo crea, que nosotros, que tú, eres fruto del amor, que a veces brota en forma de pasión y que cuando eso sucede se vuelve incontenible en un solo cuerpo y que se hace imperativo compartirlo con alguien más y que el acto mediante el cual se comparte y se reparte la pasión es maravilloso; que no le tengas miedo a tu cuerpo, a tu sexo, a la vida.

 

Quiero pedirte que no te dejes llevar por las modas, pues son pasajeras y que no te preocupen tanto tus vestidos sino aquello que llevas en el alma, que no importa como acomodes tu cabello pues lo que vale es lo que has aprendido, que no está mal discutir con el mundo porque eso deja en evidencia que eres una persona con ideas propias y personalidad para defenderlas. Por favor, no le creas a la sociedad  cuando pretenda venderte doctrinas que restrinjan tu libertad, no te prives de probar cosas nuevas, de experimentar ni de conocer, no temas sacar tu cabeza por la ventana y disfrutar del viento, el sol o la lluvia.

Te confieso además, que todos esos miedos y prejuicios con los que vives y convives no son más que cadenas que te atan a la vida mundana, que te alejan de la libertad.

Debo decirte que las mejores experiencias de la vida llegan cuando renuncias  al qué dirán, así que baila, ríe, ama y trabaja con intensidad. Recuerda que nadie te valora más que tú mismo y que aunque los momentos dolorosos no se pueden evitar, el sufrimiento nos recuerda que estamos vivos y nos hace apreciar aún más la felicidad. Se agradecido siempre, recuerda que los amigos se encuentran en cualquier esquina, que la gente buena es mayoría y que la bondad siempre es recompensada, de una u otra manera.       

No olvides que la nobleza no la da un título real, sino tus actos hacia los más pequeños, indefensos y criaturas sin voz, que un trozo de pan puede salvar una vida y que un abrazo suele ser el mejor de los abrigos.

Recuerda que la eternidad se gana en la memoria  la gente que te conoció y que aquello que trasciende son tus actos en favor del mundo y del amor.

Lamento no estar en esta tierra viéndote florecer, pero recuerda siempre que no importa quién te mire, tu esencia será la mía y que a ti nadie te domina, lleva tu frente en alto y sonríe siempre que la vida no es más que aprender. 

Daniela Mora Santacruz