QUIMERA


QUIMERA


Wilson Viveros Castillo.

 

 

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La prisa nos llevó

a vivir sin precauciones,

haciendo que pensáramos

en la absolutez de nuestros actos.

 

 Adheridos a la ambición por la opulencia,  

 miramos el futuro como dúctil quimera

desperdigando todo a la gris ventisca

sin que a nadie le importara nada.

 

Se fue la paz en perpetuo vuelo

sin esperanza que regrese nunca,

partió el amor decepcionado y roto

por vanidad y terquedad del hombre.

 

Se fue la alondra quejumbrando un canto

a buscar muy lejos el frondoso árbol,

huyó enfermo el inspirador arroyo

a engrosar las aguas ahora putrefactas.

Calló el concierto la popular cigarra

porque sus plegarias ya nadie escucha,

al colibrí, al cisne, a la garza, al cóndor

les impidieron su infinito cielo.

 

A pequeñas criaturitas

depredaron sin piedad,

ya no hay liebres que se escabullan   

a refugiándose en la hojarasca,

no hay arañas que tejan redes

para atrapar a las mariposas.

 

Ya no hay ranas que hagan bulla

en los rituales de cada noche;

no hay armadillos que contribuyan

al alboroto de los charangos.

 

¡Ya no hay orugas, ya no hay hormigas,

no hay saltamontes, ni moscardones!

 

Los basurales tan nauseabundos

han reemplazado a verdes follajes,

a las vertientes, a los sixales

y  hasta los nidos de los gorriones.

 

En nuestras selvas de aroma virgen

hoy interesa solo el petróleo

 porque el negocio y los privilegios,

es lo que prima en el mercado.

 

Las nubes blancas que jugueteaban

en los confines azul celeste

se disiparon con humo espeso,

con aire impuro y contaminante.

 

La Biósfera está que expira

por esa plaga de ambiciones,

lanza gritos y nadie escucha

todo es un cuadro desesperante.

 

¡Se va la vida, se van los sueños,

todo por culpa del ser humano!

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13 de abril de 2020.