AMIGO
DEDICATORIA
Para quien conoce las profundidades de la vida y apaciguando “la metástasis” del amor al fin de cada tarde, ancla el velero de inspiraciones “a orillas de su sangre” apreciado amigo y poeta universal Dr. Luis Enrique Fierro, este puñado de palabras sencillas recogidas en un horizonte de aroma y piel de lluvia.
Doctor Enrique,
viajero “sin fronteras”
portavoz de sentimientos
aprehendidos en el alma,
persistente bogador
en los confines de los mares.
Maestro de la palabra
que se plasma en la historia
al resplandor de las estrellas
y al vivo resonar de los pingullos.
Escultor del verso sutil
que inspira y se fragmenta
en reflexiones,
cirujano de la vida que ennoblece
el renacer de los infantes bulliciosos
que arrumban
en sus sueños de cristales.
Usted,
nació para matizar
la semblanza del Sol Pasto
y abrigarla en las tulpas
con el fuego de mil hornos.
Transita firme
en sinfonías de pájaros violetas
y en la plática celeste
de frutos ya maduros.
Continúa
con sus “huellas digitales”
sembrándolas, cultivándolas
en las sendas y arreboles
de su Carchi de alpargatas.
Doctor Enrique,
querido tulcaneño,
amigo, hermano del verso,
maestro de la fórmula sagrada
para auscultar “las neuronas”
en toda la extensión
del verbo y sustantivo.
Permítame estrechar su mano
para ir a la vanguardia de las olas
al leve tañido de mis pasos
y en el apacible declinar de cada día.
Ahora,
la bruma pareciese venir
como hojas que se desprenden
sin sentido de las ramas
y cayesen en menudas danzas
de asteroides.
Permítame dibujar sonrisas
con amalgama de arcilla fresca,
permítame decir gracias a Dios
por haberme bendecido con la suerte
de tener su amistad.
Desde ayer,
hoy y siempre,
Wilson Avelardo.
*****
Wilson Viveros C.
Tulcán, 28 de abril de 2020.
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