“Se hace tarde y todavía llueve”, de Carlos G Mafla H, una poesía con sabor a nuestro
Un libro de poesíase lo debe leer como si se bebiese una taza de café, sin prisa y hay que saborear cada verso, como cada sorbo de la aromática y sugerente bebida.
Esa es la única forma de apreciar en su real dimensión al libro de poesías “Se hace tarde y todavía llueve” de Carlos Mafla, porque cada verso, como cada sorbo, sabe a nuestro, en todas las dimensiones del ser humano, en el cuerpo, en la lluvia, en el frio, en el deseo, en el amor, en la nostalgia, en el dolor.
La sensación de angustia era insoportable, la ausencia repentina del abuelo era dramática, parecía que fue solo fue un segundo, lo perdí de vista solo un instante y no podía encontrarlo.
Dimos aviso de inmediato a la policía, se distribuyeron fotografías del abuelo y se organizó un operativo para encontrarlo, dada su condición de salud que lo volvía vulnerable y ponía en riesgo su integridad física y mental.
Desde la ausencia definitiva de su esposa, pero sobre todo de su perro, el deterioro del abuelo fue notable, era como si se apagase de a poco.
De hecho, la muerte de su compañera de toda la vida, lo volvió taciturno, silencioso y triste, entonces solo se levantaba cuando apenas rayaba el sol, se vestía como ella le había marcado en su vida por más de cincuenta años, entonces seleccionaba con atención las prendas de vestir y lo hacía con meticulosidad y paciencia, combinaba los colores, acicalaba su rostro, preparaba su desayuno que compartía con su viejo perro y salían a caminar por el sendero de árboles frutales que estaba a pocos pasos de la casa dónde había transcurrido los años más felices de su existencia.
Así reza el mensaje que me llegó a través de la red social X (Ex Twitter), como respuesta a un artículo publicado en el portal @TulcánOnline, de esos que cuando te llegan, por lo general te meten miedo.
Y ese es el riesgo de opinar de forma abierta en redes sociales, sin embargo, esta vez, el texto de respuesta a un artículo decía de forma lacónica:
“No t odio, odio como m hiciste sentir”
Esta respuesta tajante y simple, desnuda la intención provocada por un texto y de hecho del mejor efecto deseado.
Descolocar al lector y provocarle un escozor.
“Las palabras no son inocentes” es una frase que algunos le atribuyen al escritor portugués José Saramago (1922-2010), ganador del Nobel de literatura 1998 y que. sobre todo, en tiempos del uso masivo de las redes sociales, se suele usar con ligereza, con ignorancia o con la levedad que permite la ignorancia.
Del libro Allegro però non troppopublicado en 1988, por el historiados y filósofo italiano Carlo Cipolla, dónde habla de las cinco leyes fundamentales de la estupidez humana, identifica a cuatro tipos de seres humanos: Los inteligentes, los malvados, los incautos y los estúpidos.
Si ponemos en el campo de la política electorera ecuatoriana a los inteligentes identificados como las personas con capacidad mental para razonar, planear, resolver problemas, pensar de manera abstracta, comprender ideas complejas, aprender de aquello y aprender de la experiencia, asumir posiciones y tomar decisiones razonadas, para ellos son importantes: Los planes de gobierno, los debates electorales, los diálogos con la academia, con los sectores productivos, con las bases populares, etc., etc.
Los malvados: Esas personas que de forma consiente tienden a hacer el mal, por lo general inteligentes, de ellos debe ocuparse la justicia y alejarlos de la sociedad.
La portada de la revista Despertad de los amigos "Testigos de Jehová", es una quimera, es imposible, el mundo en total armonía no es factible por la propia naturaleza violenta de los seres animales vivos (incluye a los humanos/as).
¿A TROMPADAS, EN LOS TRIBUNALES, EN LAS URNAS O A PUNTA DE COCHES BOMBA?
Palabras clave: violencia, sicariato, Ecuador, Villavicencio, Chicago, Al Capone, Pablo Escobar, Colombia, terrorismo
Luego atestiguar los niveles de violencia en el Ecuador, en algunas de sus cárceles, las muertes violentas por sicariato o la detonación de los coches-bomba, “Aunque usted no lo crea”, como extraño la solución de las diferencias a trompadas.
Lo ideal sería dirimir las diferencias o discrepancias con palabras, con acuerdos, en los tribunales, o en las urnas, pero el Ecuadorha entrado en una espiral de violencia a modo del Chicago del primer cuarto del siglo XX cuyo símbolo es el legendario Al Capone o al Medellíndel último cuarto del siglo XX con el rostro de Pablo Escobar.
Me permito tomar parte de un acertado comentario de mi amigo William Ramos del Hemisférico, cuando pregunta:
¿El candidato Daniel Noboa conocerá de las centrales de la ADN(Acción Democrática Nacional, coalición y movimiento político, creados para posibilitar su candidatura en las elecciones presidenciales de 2023), que han aparecido “como por arte de magia” en las ciudades del Ecuador?, por lo menos en la ciudad de mi amigo, estas, están representadas por un grupo de políticos fracasados y reconocidos por su infaltable oportunismo político.
Es indudable que “subirse a la camioneta” de los protagonistas estelares de la política, es una de las habilidades que los fracasados la encuentran como de las más útiles, para tratar de alcanzar aquello que por sus propios medios les fue imposible de lograr, entonces, asomarse a la caravana de uno de los finalistas y hacerlo en primera fila, sonreír y tratar de pescar en rio revuelto, en la contienda a la presidencia de la república, lo hacen sin ningún asomo, de vergüenza, ni de sonrojo.