EL PASE DE CERAS

EL PASE DE CERAS

Niños priostes portan ceras litúrgicas a la Iglesia de Mira.

En este entorno de religiosidad popular "las ceras", han constituido parte importante de la fiesta a más de coincidir con la nominación de la imagen como Virgen de la Candelaria, las ceras venían a completar el rito de velación puesto que ello demostraba el agradecimiento por los favores recibidos, cabe señalar que antes de que oficialmente se realice la primera fiesta en honor a nuestra Santa Patrona en el año 1698; Amílcar Tapia cita: "para 1967, el cerero Luis Castrillón, residente en Pasto, informa que "da una arroba de cera para la fiesta de Nuestra Santísima Madre de la Concepción, bajo la advocación de la Virgen de la Caridad" (1); el 11 de enero de 1698, el cacique Tomás llimira Cuasquer, principal de la comarca y reconocido por el corregidor de la Villa de Ibarra, solicita autorización al Cabildo de esa ciudad para "...comprar dos arrobas de ceras quemar candelas y tocar pífanos en honor de la Santísima Madre de Dios de la Purificación, llamada de la Caridad que será para siempre nuestra Santa Patrona y Madre de esta Comarca por la singular caridad que hizo para con mi familia y nombro principal de la ceremonia a mi sobrino carnal D. Ángel Cuasmiquer, del pueblo de los Tulcanes de los Pastos, para que haga cabeza y rinda ceremonia de velación y entrega de la lumbre al Rvdo. S. Cura tal como se acostumbra en el pueblo de Guacán."

El texto referido por el Dr. Amílcar Tapia nos da la pauta para deducir que este tipo de ceremonias eran muy importantes realizarlas y con el pasar del tiempo se transformó en lo que hoy conocemos como el Pase de Ceras, pase que realizaban las niñas desde la casa del prioste mayor a la iglesia de Mira acompañadas por la Banda de Músicos, en estos últimos años se retomó esta costumbre y hoy está a cargo de la Colonia de Mírenos Residentes en Quito.

Consiste en que cada niña o niño prioste lleva una cera litúrgica de color amarillo, hecha de cera de abeja, ceremonia que comienza en el obelisco y recorre algunas calles de la ciudad hasta llegar al templo parroquial con la presencia de la Imagen de la Santísima Virgen de la Caridad.

Al llegar a la iglesia las niñas y niños entregan al Sacerdote la cera conjuntamente con un óvolo que servirá para financiar las fiestas, estas ceras se quemarán en el altar mayor durante todo el año.

 

 

Tomado del Libro “MEMORIAS DE MIRA”
Autor: Rosa Cecilia Ramírez Muñoz