QUIERO ECHAR A LA BASURA EL SISTEMA EDUCATIVO PARA REINVENTARLO DE OTRA MANERA

La pandemia evidenció las limitaciones y la necesidad de reinventar el SISTEMA EDUCATIVO, caso contrario solo habremos interpuesto un computador a las mismas taras de siempre.  

QUIERO ECHAR A LA BASURA EL SISTEMA EDUCATIVO PARA REINVENTARLO DE OTRA MANERA

La primera reacción cuando nos vimos atrapados por el virus global fue confinarnos en nuestros lugares de habitación y conectarnos de forma inmediata a los computadores, teléfonos inteligentes, tablets y al internet, para continuar con el proceso educativo, porque estamos conscientes de la importancia de la “educación”.

Pero en estos días donde nuestras formas, maneras, planes y sueños se desmoronan ante nuestros ojos, nace la necesidad de repensar y reinventar los conceptos de familia, sociedad, trabajo, educación, política o economía.

 

En el mes de julio del año 2018 publiqué el artículo QUIERO ECHAR AL TACHO EL SISTEMA EDUCATIVO PARA REINVENTARLO DE OTRA MANERA, porque ya era evidente que los paradigmas con el cual nos educamos caducaron, en todos los órdenes, sean estos familiares, comunitarios, cívicos, políticos, sociales o culturales.

El comportamiento errático de los ciudadanos para salir del confinamiento así lo evidencia, además de los actos de violencia doméstica, ciudadana, actos grotescos de corrupción, un sistema económico que excluye, una cultura política de margina y que genera actos de intemperancia injustificados pero que se pueden explicar, por los desajustes estructurales de toda la sociedad.

La situación de emergencia sanitaria rompe con facilidad las estructuras productivas y por ende fractura las relaciones laborales, hiere y afecta el tejido social.

Urge abrir espacios a la creatividad, el trabajo solidario y cooperativo; por estas y otras tantas razones quiero proponer la ruptura del sistema educativo como tal y echar al tacho de la basura los elementos de la forma y manera como nos educamos, que apuntalan y soportan el fiasco del sistema educativo que está al servicio de una sociedad precaria, que no podrá sobrevivir de manera individual y ajena al compromiso de los otros.

La pandemia nos exige pensar de otra manera desde lo personal, familiar, educativo, social o político, para crear caminos posibles, para interactuar en lo social, económico, ambiental o cultural para que la vida NO pierda su belleza y su dignidad.

Mi realidad como padre y como docente me interpela y me tortura, cuando miro a ejércitos de jóvenes híper educados, tutelados y al final sin futuro.

Con familias que se aferran a las pantallas de los computadores con la confianza de que los estudiantes que navegan en el mundo virtual puedan alcanzar un título, pero sobre todo con la esperanza que la sociedad los necesite, les permita insertarse en el mundo del trabajo y puedan alcanzar una vida digna.

Por estas razones deseo mixturar algunos momentos luminosos de la inteligencia humana de todos los tiempos, que incluyen a la antigüedad y a la modernidad del siglo XXI, para proponer un sistema educativo que transforme y que corrija las limitaciones de la educación que ya debió repensarse sobre todo cuando la globalidad, el desarrollo económico, tecnológico y comunicacional desembocasen en lo que tenemos y entendemos como educación.

Propongo:

  • Cambiar al menos el 60% de contenidos que en el siglo XXI, son inútiles, porque los jóvenes los tienen y los superan por la disposición de esos conocimientos sus propias manos en el internet.

Reemplazarlos con contenidos integrales como:

  • Lectura comprensiva.
  • Capacidad para seguir protocolos
  • Convivencia entre diferentes,
  • Respeto y defensa de la vida,
  • Desarrollo de una cultura de PAZ,
  • Respeto a la naturaleza,
  • Cuidado y convivencia con los animales,
  • Desarrollo de conceptos de ciudadanía y de gobernabilidad,
  • Desarrollo de expresiones artísticas y estéticas,
  • Desarrollo de cultura cívica y ciudadana,
  • Fomento de la comunicación multilingüe y multicultural,
  • Fomento de la movilidad ciudadana para ir o recibir.

 

  • Eliminar los exámenes individuales

 

Reemplazarlos por preparación, puesta en marcha y verificación de resultados de proyectos grupales en ámbitos sociales, ambientales, comunicacionales de derechos humanos, científicos o de cualquier índole, que tengan efectos transformadores en el ámbito de influencia del grupo que lo presenta.

 

  • Eliminar el sistema de calificaciones individuales

 

Reemplazarlos con la consecución de objetivos grupales y reconocer los logros de mayor impacto colectivo.

 

  • Eliminar el trato clientelar con los estudiantes

 

Porque convierten a los jóvenes en tiranos con todos los derechos y sin obligaciones, amantes de las buenas notas y alérgicos al conocimiento, expertos en aprobar y NO en aprender.

Reemplazarlos con procesos formativos de grupo, que busque el desarrollo de capacidades de lucha individuales al servicio de su grupo o su comunidad.

 

  • Eliminar la sobre oferta educativa formal.

 

Para que los jóvenes puedan acceder al mundo del trabajo al máximo de su potencia física, mental y reproductiva.

 

Con estas transformaciones sustantivas, se podría transformar al sistema educativo, para que corrija los efectos nocivos que paralizan el desarrollo de los pueblos y en este caso particular de los ecuatorianos que hemos dado muestras acabada de un doloroso analfabetismo funcional” que nos excluye y nos posterga.

 

 

Jorge Mora Varela