El páramo

 El páramo

 

LagunasVerdes

El viento, caminante sereno, dibuja la ruta que baja desde la montaña, el frio trenzado de su aliento corta cada molécula de calor, los dos marcan su territorio en las faldas del cerro, los dos se mueven cual danza divina entre los altos y milenarios “frailes”. ¡Sí!, esos monjes sigilosos guardianes de las alturas, del lugar en donde se está cerca de Dios.

¡Sí!, no hay más, tuvo que ser él quien los engendró en esta tierra agudamente oscura, olor de azufre, fuego en sus entrañas, hielo en su envoltura.

UN TIPO AFORTUNADO

Amigos los invito a disfrutar la historia del mundo de Simón

UN TIPO AFORTUNADO

 

Mi vida en particular tuvo un devenir imprevisible, atípico y de hecho difícil, por la muerte imprevista y prematura de mi padre; yo, el mayor de cinco hermanos y con ocho años de edad, puse sobre mis brazos y mis hombros la responsabilidad autoimpuesta de madurar a la mayor velocidad posible, esa mañana, cuando ni siquiera podía dimensionar el significado de la ausencia repentina y definitiva de mi progenitor.

La clave era crecer y hacerlo de prisa, para ponerme a trabajar, para aliviar la carga de mi madre y el resultado fue que esos años, los de la niñez, pubertad y adolescencia sin la presencia física de mi padre, solo tenía el objetivo de alcanzar la autonomía económica que da el trabajo.

Y así fue, esos tiempos fueron años grises vividos con premura, llenos de urgencias afectivas y económicas, pero llegó el día que pude acceder al mundo del trabajo y la vida volvió a su cauce normal, solo que el costo fue el haber vivido “en blanco y negro” y de manera acelerada esos años de la niñez, pubertad y adolescencia signados por la orfandad paterna.

Ya en el mundo del trabajo y con un ingreso constante, una tarde afortunada, llegué a la Parroquia la Dolorosa de la Ciudad de Tulcán y con ello encontré el marco de referencia para mi vida y con ello llegaron mis mejores amigos y ese fue uno de los giros copernicanos, así, como la llegada a mi vida de Mirta, mi compañera de vida y con ella la alegría de los hijos, migrar a la gran ciudad, la universidad y sus posibilidades en todos los órdenes, la casa de campo y la llegada a mi vida de Simón.

Simón

Y este hecho, la llegada de este pequeño inquieto y travieso, tuvo un efecto reparador y significante, cuando esta criatura que estaba destinada a ser el guardián de la casa, tuvo un aliado inesperado, un aguacero infernal, que inundó su precaria vivienda y en ese momento Simón entró a mi corazón.

SIMÓN Y LOS 5210 DÍAS DE COMPAÑÍA Y DE FELICIDAD EN ESTADO PURO

SIMÓN Y LOS 5210 DÍAS DE COMPAÑÍA Y DE FELICIDAD EN ESTADO PURO

La nave dónde la familia se preparaba para la última gran aventura estaba lista, el viejo Simón se colocó en la parte trasera de la nave, encendieron la máquina, revisaron todos los controles y emprendieron la veloz carrera ascendente hasta alcanzar la velocidad de la luz y desaparecieron en el espacio.

Así empezó la última etapa en compañía de Simón hasta registrar en la bitácora de vuelo: 5210 días de compañía y de felicidad en estado puro.

El fin de la aventura había llegado, entonces había que encontrar el mejor lugar en el espacio para descansar, en ese extraño planeta con 14 lunas de colores diversos y brillantes, que recordaban los años maravillosos en casa con pesebres y bombillos dónde fuimos tan felices.

Amigo

Así será, hasta cuando tu vengas por mi y me llames como siempre y vayamos juntos a explorar el infinito, como lo hicimos tantas veces, por los caminos, el rio y el monte y la eternidad solo sea la oportunidad para estar juntos.

LA DAMA Y EL FÚTBOL

Relato tomado del libro Retazos del Tiempo de Jorge Mora Varela

Transmitido por: https://fb.watch/p_pxRonxxh/

La dama y el fútbol

I

¡Juanita!… ¡Juanita! –Se escuchaba en el largo corredor.

–¡Ven pronto! el Doctor se siente mal.

Sus ojos azules denotaban juventud que contradecía a las arrugas de su rostro, que delataban su edad acompañaban a su cuerpo alto, esbelto.

Victoria vestía un terno gris, estilo sastre, falda recta, a la altura de las pantorrillas, chaqueta entallada que resaltaba su delgadez. Sobre su cuello un pañuelo de seda negra y su cabello, tinturado de color oro, peinado a la perfección, encerraba un cuadro elegante de aquella dama.

Brasil 04

Ella comandaba un ejército que, en realidad, estaba compuesto solo por Juanita, una joven moza, de contextura gruesa, de piel canela, cabello largo y lacio, vestía siempre de uniforme blanco que contrastaba con el color negro de su cabello.

El León y la Cebra

El León y la Cebra

LeonCebra

Había una vez un león y una cebra que luchaban para saber quién tenía que ser el rey de la selva.

Se formó un jurado para decidir y nombraron al mono como el juez.

El juez mando a llamar a todos los animales de la selva incluidos el león y la cebra, porque iba a hacer un juicio.