EL DRAMA DEL LUCHITO Y EL FRACASO DE LA POLÍTICA SOCIAL

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EL DRAMA DEL LUCHITO Y EL FRACASO DE LA POLÍTICA SOCIAL

Pocas veces el drama humano de un hombre como “Luchito”, ha calado tan profundo en la conciencia de los tulcaneños.

En este ser humano nacido en la Ciudad de Tulcán se evidencia un obscuro pasado, de violencia y de abandono que algunos quisieron ocultar y olvidar. En parte lo lograron, pero en nuestras calles quedó un niño, un joven, un hombre, que haciendo acopio de las fortalezas y las limitaciones de su propio ser y las de su raigambre, se fue convirtiendo en un personaje querido, popular, ícono del ser tulcaneño.

 

En la vida de Luchito, es rescatable y ejemplar la generosidad del grupo de mujeres, las monjitas y del personal del antiguo Hospital Luis G. Dávila que le prodigaron sus primeros auxilios, su comida y su vivienda. Aplausos a estas personas anónimas.

Pero ello no exime de responsabilidad a quienes lo abandonaron, a la carencia de políticas públicas que velen por los más frágiles. Luchito, solo es la punta de un iceberg que oculta a una parte de la sociedad cruel, indolente, que ha normalizado la pobreza y la exclusión y ha dejado para la burla o la anécdota a los más vulnerables.

Una comunidad digna y noble es aquella que vela por todos, sobre todo por los que más necesitan. Por esta razón me parece sobresaliente la actitud de la sociedad que se solidariza con el drama de este querido ser humano de nuestra tierra y emprende campañas para encontrar una solución definitiva para nuestro hermano que, entre pobrezas, dolor, hambre, burlas y frío ya supera los 70 años de vida.

Pero también habla mal de sus de políticas públicas que se desentiende de uno de sus roles fundamentales. “Cuidar de los que más necesitan”, NO como un acto de caridad y circunstancial, sino como la aplicación de la solidaridad y el compromiso social expresado y aplicada como políticas públicas serias, fuertes e irrenunciables.

Luchito, solo representa a la población de los invisibles los que no tienen acceso a una calidad de vida digna, pero que sobreviven en medio de una sociedad injusta que prefiere disimular su mirada para entretenerse en sus privilegios ajenos al deber ser. Cuidar a sus pequeños, a sus ancianos y a sus hermanos más débiles.

Mi congratulación y mi respeto a las personas que han sigo generosas y solidarias con “Luchito” a través de toda la vida y un llamado de atención a los actores sociales y políticos que tienen una deuda moral con sus conciudadanos, los más vulnerables y no como “medidas parche”, “para salir del paso”, cuando la colectividad los encuentra “fuera de juego”, sino que puedan responder con políticas que generen soluciones estructurales a largo plazo, y que hagan un homenaje a la dignidad humana.

Los ciudadanos, como colectividad estamos atentos, a la reacción de los responsables políticos, en aras de que se encuentren soluciones razonables y definitivas, que NO han existido nunca, para que de nuestro pueblo se extirpe el abandono, la exclusión, la pobreza y el dolor humano injustificado.

 

Jorge Mora Varela

Caricatura: Julio Rosero Mora

 

Video Cortesía de: Impacto Fronterizo oficial