UN TRAGO DE AGUARDIENTE
Jorge Mora Varela
Me gusta un buen trago de aguardiente,
como un ritual de bienvenida que me ofrecen mis amigos,
para reverdecer los tiempos idos,
cuando se evocan los mejores retazos de la vida.
Me sorprende el aroma de la copa rebosante,
cuando se entrelazan las conversaciones olvidadas,
para continuarla en el mismo punto y con el mismo fervor y,
que permite dejarla en suspenso por otros tantos años.
Me complace una copa transparente,
que de vez en cuando me lo toleran los avatares de la vida,
para volver la vista atrás,
sin remordimientos y sin cargas.
Me cautiva el fluido generoso,
que brota de una mano amiga,
para celebrar las historias,
entre las muescas imprevistas del destino.