Un Paisaje Tradicional

Historia Visto: 1980

Un Paisaje Tradicional

Casas de adobe, carrizo y paja. Típicas construcciones del norte ecuatoriano. Escenarios de un convivir afable y silencioso. Las moradas antiguas se caracterizaban por tener amplias salas con poca luz, al llegar la mañana se abrían las puertas y ventanas de madera para que se iluminaran los aposentos. Los biombos de madera y tela eran las exposiciones al público que en cada hogar cubrían el espacio que dejaban las puertas abiertas, como para mantener la intimidad del hogar.

La cocina era el aposento estrella de los hogares tulcaneños, los hornos de leña y los fogones permitían la elaboración del pan y cuyes asados. Las tardes de frío se superaban en la cocina de la casa. El olor de las casas pajizas era un aroma inconfundible a leña y pan recién horneado. El agua de panela con quesillo o el café en leche se servían en hermosas tazas de hierro enlozado. Nadie dejaba de comer un pambazo con queso amasado o tortillas de tiesto.

Cuando visitamos parroquias rurales como Tufiño, Pioter, Santa Martha, podemos aún mirar como corren en los pisos de tierra de las cocinas, los pequeños inquilinos de los tulcaneños, los cuyes.

En los dormitorios era común mirar más de una cama o catre, suavizados con colchones de paja y tendidos que parecían obras de arte, tejidas en lana. Las alfombras, los tapetes para adornar los asientos y los manteles también se hacían a mano. La decoración de interiores era exclusiva responsabilidad de las madres de familia y la alimentación de los hijos era privilegiada; todo producto natural bien combinado y fresco adornaba las mesas. La papa es aún, como entonces, el protagonista de variedad de guisos en esta región.

Papas con agua sal, locro de papa, papas con queso, papas con cuero, tortillas de papa, entre otros manjares, habas con mellocos y sal, choclos con queso amasado, caldo de patas de res, sopa de arroz de cebada con carne de cerdo, chochos con tostados, ají de pepa, miel con quesillo, dulce de calabaza, son algunas de las comidas tradicionales de los tulcaneños, que durante años han combatido el frío con el calor característico de su trato y su amor por la familia.

 

Fuente: Blog Verónica Paguay Recalde