LA GLOBALIZACIÓN ASUSTA A LOS FUNDAMENTALISTAS Y ES LA CLAVE DEL ÉXITO DE LOS LIBERALES

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LA GLOBALIZACIÓN ASUSTA A LOS FUNDAMENTALISTAS Y ES LA CLAVE DEL ÉXITO DE LOS LIBERALES

 

La globalización, (mundialización) diría mi profesor rosarino Fernando es un fenómeno provocado por el aumento continuo de la interconexión económica, política, social y tecnológica entre diferentes naciones del mundo.

Es la tendencia natural en la cual los países buscan integrarse a más de complementarse, impulsados y estimulados por el desarrollo tecnológico, los movimientos demográficos, los intercambios de bienes y servicios, con las consecuentes políticas de inversión y de comercio.

 

Este proceso natural hace que todos los países “sufran o gocen” los efectos de la interdependencia en aspectos culturales, por la comunicación global en forma de red, la economía por el constante flujo de recursos de todo tipo, sobre todo financieros, lo que afecta la política sobre los países que tienen dificultades en integrarse sobre todo en aspectos culturales, políticos y/o religiosos.

Con estos constantes movimientos de intercambio y de hecho de integración, las diferencias sustantivas entre seres humanos se acortan entre los habitantes de todos los países del mundo.

En este punto es dónde los reaccionarios, los fundamentalistas entran en conflicto contra los liberales, globales, motivados por la actitud natural para ellos de ser contrarios a cualquier cambio o desviación en las doctrinas y las prácticas que ellos consideran esenciales e inamovibles dentro del sistema ideológico o religioso en el que ellos creer y practican.

El fundamentalismo es un modelo mental en el que el pensamiento político, económico o religioso debe hacerse de forma literal, sin margen a la interpretación ni a la manipulación.

Supone la interpretación, la aplicación literal y fiel de los textos, postulados y características que emanan de sus doctrinas, por lo tanto, solo pueden ser pragmáticos, inflexibles, innegociables, por lo tanto, proclives al conflicto con quien piensa diferente.

Entonces para los fundamentalistas, la globalización es la expresión pura del enemigo a quien deben combatir, porque atenta contra la pureza de sus ideas, de sus credos, de sus mandatos, de sus dogmas.

Solo así se podría entender la actitud y la conducta de algunos pueblos y sobre todo de algunos de sus líderes como la Rusia de Vladimir Putin, la Corea del Norte de Kim Jong-un, la Cuba de Miguel Mario Díaz-Canel, la Venezuela de Nicolás Maduro, o los que van por el mundo, se expanden, NO se integran y son fieles al extremo en sus creencias y convicciones, pero no se detienen, ni pierden sus convicciones, el mundo musulmán en sus versiones Sunitas y Chiitas, entre los más notables.

Otros que juegan entre el dogmatismo puro y duro y la aplicación interesada de sus dogmas y sus intereses económicos como la China de Xi Jinping, Israel de Naftalí Bennett, o los países árabes con su manejo político y por lo tanto con el control de los precios a su antojo del petróleo,

A más de los líderes de aquellos países que practican una forma folclórica de sus ideas dogmáticas, pero que al menos en el discurso luchan contra los infieles practicantes de la globalización-mundialización, proceso que les es útil, porque en ello estriba el éxito de sus políticas, que les genera tal cantidad de recursos y de ello lucran y no están dispuestos a renunciar.

La lucha cruenta entre el fundamentalismo y las ideas liberales todavía tiene muchísimos capítulos por escenificar y muchísimas víctimas que lamentar.

 

Jorge Mora Varela

 

Palabras clave: globalización, mundialización, fundamentalismo, fundamentalistas, liberales, interdependencia, religión, política, economía, ideología, musulmanes

Imágenes: PutinKim Jon-un, Mundo musulmán, Liberales