¿DEBEMOS ELEGIR A LOS DELINCUENTES?

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¿DEBEMOS ELEGIR A LOS DELINCUENTES?

En el Ecuador, cuando se comienzan a percibir los primeros embates del período electoral que se avecina para el año 2.021, el leer las noticias de forma inevitable me siento transportado a las historias tenebrosas del medioevo, cuando las ciudades sentían el asecho de ejércitos de mercenarios que buscaban apropiarse de los bienes de la ciudad, someterla o apropiarse de ella.

Las historias relatan como cuando llegaba la noche, los grupos de asechadores, encontraban la oportunidad para apropiarse de los bienes de los habitantes de las ciudades, violentar a sus mujeres, secuestrar a sus niños, asesinar a sus opositores y dejar tras de sí ríos de desolación y muerte.

O asediar a la ciudad para debilitarla, vencerla, terminar con el gobierno y su cultura y ocupar el poder, imponer sus condiciones, apropiarse de todo e imponer por la fuerza sus reglas de juego.

Podía darse un asedio prolongado, para lo cual se bloqueaba de las líneas de abastecimiento, apoyado estrategias de bloqueo que buscaban minar la moral y la resistencia de los pueblos amenazados.

Constantinopla le fue arrebatada al imperio Romano de oriente, en el año 1.453, luego de 1.000 años de dominio, cuando, Mehmed II impuso el dominio de los Turcos Otomanos. En la era Napoleón Bonaparte, con el uso de cañones poderosos fue reduciendo el valor de las fortificaciones, en los tiempos modernos, llegó el momento de las trincheras y los búnkeres.

Hasta que llegó la democracia, donde al parecer grupos interesados en tomar el poder político, se organizan y desarrollan un sinnúmero de estrategias político-publicitarias, de manera de acceder al poder legitimado por las urnas y proceder al lucrar de manera abusiva, ofensiva y sin escrúpulos, con la impunidad que ellos creen les da el poder.

Luego de conocer las intenciones electorales de algunos personajes siniestros de nuestra folclórica palestra política, tengo la misma sensación de inseguridad, de temor, de incerteza frente al futuro cuando algunos de los precandidatos ecuatorianos vienen cobijados por un halo siniestro, que me genera presagios pesimistas, desastrosos, por sus antecedentes, por la forma como ellos escribieron su historia o la de los suyos.

En el Ecuador parecería que las elecciones deben protagonizarlas los que tienen antecedentes, juicios pendientes, dudas de su honorabilidad, personas con serias limitaciones académicas, morales o conductuales.

Permítame recordarle a cada uno de los 17’546.909 de conciudadanos que las elecciones son la mejor oportunidad para regalarle al país “lo mejor de lo mejor”. Pero la historia nos ha demostrado que no es así y al final terminamos eligiendo al “mal menor”.

Entonces el llamado de atención no es a quien pretende candidatizarse para alcanzar sus protervos intereses, sino a la población que elige, porque en nuestras manos, en la de los electores está hacer gala de inteligencia, responsabilidad cívica, respeto y algo de generosidad para con nosotros mismos.

Caso contrario estamos condenados a repetir hasta el fin de los tiempos, la promesa de no dejarnos engañar nunca más, porque la próxima vez así lo vamos a hacer y “nunca lo hacemos”.

 

Jorge Mora Varela

 

Fuente: Población Ecuador Inec 11-08-2020