BASTA UNA IDEA

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BASTA UNA IDEA

 

Jorge Mora Varela,

presenta una poesía que desnuda la clave del poder de los manipuladores

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Las ideas son la fuerza más poderosa de la que dispone el ser humano,

ellas se atrincheran en los hombres y mujeres,

desde cuando nace la razón y la palabra,

invaden la mente de y se apoderan de la vida,

para volverla parte de su sombra.

 

Detrás de una causa basta una idea, que nos lleva a,

amar sin límites,

odiar sin medida,

a avanzar entre tormentas, o

a impedir el movimiento, aunque estemos libres.

 

Ellas, las ideas, imaginan a los dioses,

inventan los infiernos,

resignifican las reliquias,

atrapan a los pueblos entre muros,

nos clasifican y nos dividen.

 

 

Inflaman las pasiones,

desfiguran las ideologías,

crean realidades,

inventan utopías,

transfiguran las creencias.

 

Se apoderan de la mente,

domestican sin compasión al ser humano,

hacen que se entreguen a la causa,

por ellas nacen las revoluciones, o

amordazan y paralizan a las masas.

 

Yo que conozco del poder transformador del pensamiento,

y la caja de pandora que puede desencadenar uno a solo de ellos,

rechazo a los manipuladores,

que revestidos de la legitimidad que les da la autoridad,

les basta una idea.

 

Para reclutar a los ejércitos,

que están dispuestos a matar por ellos.

 

Para convocar a los partidarios,

que están dispuestos a votar sin límites por ellos.

 

Para aglutinar a los exaltados,

que están dispuestos a quemar a los enemigos de ellos.

 

Para convocar a los seguidores,

que están dispuestos a vociferar por ellos.

 

Para congregar a los fanáticos,

que están dispuestos a  creer en ellos.

 

Para reunir a ciegos,

 que están dispuestos a guiar a los otros hacia ellos.

 

Para citar a los sectarios,

 que están dispuestos a reconciliar a los otros con las ideas de ellos.

 

Para motivar a los débiles,

que están dispuestos a comprar las mercancías de ellos.

 

Para confiar en los frágiles,

que están dispuestos a cambiar por las creencias de ellos.

 

Para encomendar en los delirantes,

que están dispuestos a morir por ellos.

 

FIN