Extraño las misas del Padre Edison

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Extraño las misas de mi pueblo

Entre ellas las de mi querido Padre Edison

La MISA, el oficio religioso cristiano, es una ceremonia de altísimo valor simbólico en el mundo católico y por lo tanto de íntima y profunda valoración, respeto y significado para la mayoría de las personas, las familias y las instituciones, al menos en el contexto dónde he nacido y dónde vivo.

En estos días hemos tenido que soportar en una misa en la ciudad de Quito, dónde vivo, la posición impositiva, excluyente, cerrada y dogmática de un señor cura que me ha hecho extrañar más que nunca las homilías de mi Pueblo: La Diosesis de Tulcán y entre ellas las del Padre Edison, en la Parroquia la Dolorosa.

Porque ¿Qué pasa cuando el sacerdote construye la homilía de la misa que está oficiando, con un discurso elaborado con posiciones homofóbicas, machistas, patriarcales, excluyentes y sobre todo con una evidente ignorancia, atraso y con la utilización de posiciones oscurantistas, por lo tanto retrógradas y retardatarias?

¿Cuál es la responsabilidad social de este tipo de personajes que embestidos de una posición de autoridad espiritual tienen con la comunidad?

¿Las autoridades espirituales tienen Patente de Corso que les permite decir en las homilías cualquier barbaridad, porque tienen en sus manos la comunión y la bendición, de sus concurrentes?

¿NO tenemos derecho a escuchar en las misas mensajes sanos, positivos, transparentes, libres de prejuicios, taras y posiciones de manipulación y extorción social, porque el sacerdote cree que sus convicciones son las únicas valederas y todos los demás están equivocados y corren el riesgo de ser condenados según él “al fuego eterno”?

¿Por qué estas personas creen tener estas ínfulas de infalibilidad y de autoridad para imponer sus criterios personales y limitados a sus “fieles”?

¿A quién rinden cuentas estas personas del impacto y del daño que pueden ocasionar a las personas a las que de hecho manipulan o las excluyen?

El sacerdocio como la docencia exige de altísima preparación, inteligencia, conocimiento y sabiduría, para enriquecer, para apoyar, para aliviar, para confortar, para acompañar, para sanar.

Frente a esta desagradable experiencia de habernos encontrado con un señor cura que parece haber salido del anillo más profundo del infierno de la Comedia de Dante, extraño más que nunca las homilías de mi pueblo la Ciudad de Tulcán y entre ellas las de mi querido Padre Edison, un hombre sabio que sabe leer los signos de los tiempos y sabe comprender e integrar a sus fieles, para llevarles el evangelio a cada uno de manera adecuada, prudente, suficiente y necesaria.

 

Jorge Mora Varela

 

Imagen tomada de: twimg