EL MUNDO POST COVID-19 Y EL EFECTO K

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EL MUNDO POST COVID-19 Y EL EFECTO K

La búsqueda de los Big data y la inteligencia artificial

Yuval Harari, nos recuerda que ni la peste negra que mató entre ¼ y 1/3 de la población de Europa en el siglo XIV, ni la viruela que mató al 90% de la población indígena que había en América cuando llegaron los españoles en el siglo XVI, ni la gripe española de principios del siglo XX, que mató entre 50 y 100 millones de personas acabaron con el espíritu humano, aún menos lo hará el covid-19.

Lo que es más evidente es la pandemia de la segunda década del siglo XXI, lo que aceleró fue la búsqueda de los “Big data”, que es un término que hace alusión al poder que generaría el tomar y aprovechar el gigantesco volumen de datos – estructurados y no estructurados – que inundan el mundo y las empresas todos los días.

Pero no es la cantidad de datos lo determinante, lo que importa es lo que las organizaciones hacen con ellos. La evidencia parece indicar que se concentrarán en la China o Los Estados Unidos y el desarrollo y potencia que tendrá la “Inteligencia Artificial”, lo que marcarán la hegemonía en el siglo XXI.

Al parecer los nuevos amos del mundo serán quienes manejen de manera más amplia y eficiente los datos que generamos los 7.000’000.000 millones de personas todos los días.

Y los grandes perdedores y que no podrán evolucionar serán quienes se aferren al mundo pre-digital. O quienes realicen las tareas primarias, como los de ser proveedores de materias primas para que puedan ser procesadas en el primer mundo y ellos nos lo vendan como productos con alto, altísimo valor agregado.

El mismo círculo vicioso que ya lo vimos en “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano y que solo nos sirvió a los latinoamericanos, para quejarnos y victimizarnos.

Y a lo mejor lo sigamos haciendo, culpando a otros, lamentándonos, denunciando y gimiendo en un llanto sinfín, mientras los dueños de los “Big data” dominen el mundo y se apropien de las riquezas y la atesoren en sus manos, mientras nosotros permanezcamos a la NO evolución y condenados al lamento eterno y por supuesto a la pobreza estructural.

Entonces nace la necesidad de abogar por un sistema educativo acorde a los signos de los tiempos, (veamos los supersónicos), ese es el mundo que ya llegó y ojalá tengamos gobernantes con visión de futuro y no populistas cavernarios y retardatarios como lo han sido en su momento Trump o Bolsonaro; Maduro o lo que le podría tocar al Perú cuando elija su presidente 2021-2026 y con el serio peligro que estos cualquiera de los dos extremos, se pongan de moda y multipliquen.

Con esto se explica lo que Yuval Harari explica como el "efecto K", dónde una parte, la de arriba saldría de la crisis y se beneficiaría del cambio de época por el uso de los “Big data”, acelerado por la pandemia covid-19 y los otros los de la parte de debajo de la letra, se sumirían en la pobreza que los postergaría de manera cruel e inmisericorde.

El Ecuador en el cambio de gobierno de Guillermo Lasso tiene la disyuntiva de proponer políticas que nos pongan en la curva ascendente con políticas educativas, económicas y sociales adecuadas, posmodernas, nuevas, novedosas, pertinentes o para variar en lo que NO sería novedad, nos quedaríamos instalados en la parte inferior de la curva y para ello solo se necesita repetir de forma torpe y peligrosa en lo que hemos venido haciendo desde 1830 y en el cambio de gobierno del 2021, porfiar el efecto “Gatopardo”, cambiar todo para que nada cambie, en beneficio de unos pocos, de los de siempre, sobre una masa inmensa de postergados y de pobres.

 

Jorge Mora Varela.

 

Imagen de Big data