FRENTE AL OSCURANTISMO ELECTORAL, SOLO LA RADIO Y SOLO ALGUNAS DE ELLAS.

Quienes ganen en la contienda electoral, deben tener un sólido respaldo popular, por esta razón y dada la enorme cantidad de candidatos, la probabilidad matemática  de que ganen con porcentajes menores al 25% es alta, entonces requiere a futuro modificar las reglas de juego.

Propongo:

"Que quienes NO alcancen al menos el 40% de la votación, entren los finalistas a una segunda vuelta".

 

FRENTE AL OSCURANTISMO ELECTORAL, SOLO LA RADIO Y SOLO ALGUNAS DE ELLAS.

 

En el Ecuador, la temporada electoral del año 2019, nos ha permitido a los electores atestiguar como quienes aspiran a desempeñarse en la función pública, usar en sus campañas sobre todo las tecnologías de la información y lo han hecho con creatividad, imaginación y a bajo costo.

Entonces es común verlos en los “lugares comunes”, con poses artísticas, intentando demostrar con imágenes su actitud de escucha de las necesidades sociales, hablando con los pobres, sonriendo, besando niños, salvando animales, ayudando a ancianos, caminando, posando, intentando impresionar a los electores.

Con la intención de ganar las elecciones, con estrategias de marketing, donde al parecer en el siglo XXI, para ganar solo se necesitan imágenes, acompañadas por un par de slogans fáciles y pegajosos.

Pero, ¿es suficiente aquello, para que tengan la oportunidad de gobernar?

 

Por supuesto que NO, pero las sociedades digitales, han demostrado que quienes tienen la habilidad para llegar a la “retina” de los electores, con un mensaje “efectivo”, pueden y de hecho llegan al poder.

Pero ¿estos personajes son los que deben llegar?

Por supuesto que NO, la administración pública requiere personas con la preparación adecuada y suficiente.

Sin embargo el riesgo de que gobiernen los que pueden lograr los resultados más eficientes con el uso de las herramientas de mercadeo digital son los que tienen mayores probabilidades de tomar las riendas de las entidades públicas.

Y la estrategia funciona, pues es común encontrar en las funciones públicas a personajes con atributos físicos “hermosos”, populares en la TV o en los deportes, cantantes, artistas, o los permanentes vividores de la política, presentes en todos los gobiernos, que conocen y saben utilizar los caminos efectivos para lograr el favor del voto y con ello llegar a la administración pública.

Y que en campaña política pasaron por la exposición en la TV, en revistas, periódicos, redes sociales, pancartas o cualquier medio audio visual y que luego INDIGNAN con su accionar público, por sus actitudes mafiosas para apropiarse de manera ilícita o abusiva de los recursos públicos, por su inoperancia, por su ignorancia en el tratamiento de los temas de su competencia, por su incapacidad manifiesta, producto de su falta de preparación o por la carga cultural que les impide responder a las legítimas demandas de la población.

Yo, me permito poner en tela de duda el valor y la legitimidad de algunos medios como la televisión, donde los personajes invitados, por lo general responden a los intereses económicos y políticos de sus administradores o propietarios, o la prensa escrita digital, incluidas las redes sociales o no, donde los textos que se publican podrían pertenecer o no a los candidatos o podrían pasar por la edición interesada de los mensajes que se publican.

Por esta razón me gusta la radio, aquella que está en manos de personajes con una basta y sólida formación académica formal e informal que se nota por la cantidad y la calidad de libros que leen y referencian, con un amplio bagaje histórico, buena memoria, libertad de pensamiento, libres de dogmas, de complejos y de prejuicios, capaces de desnudar a los personajes a los cuales entrevistan, para medir y poner a prueba la solidez de sus propuestas o para dejar en evidencia las carencias o dislates de sus entrevistados, de manera que luego de escucharlos uno puede tener claridad respecto a quien es el candidato y si merece o no ser depositario de nuestro voto.

Y quienes ganen en la contienda electoral, deben tener un sólido respaldo popular, por esta razón y dada la enorme cantidad de candidatos, la probabilidad matemática  de que ganen con porcentajes menores al 25% es alta, entonces requiere a futuro modificar las reglas de juego.

Propongo:

"Que quienes NO alcancen al menos el 40% de la votación, entren los finalistas a una segunda vuelta".

Caso contrario seguiremos teniendo ciudades estancadas y de espaldas a la dinámica de la historia.

 

Jorge Mora Varela