APRENDER EN EL INTERNET O EN LA UNIVERSIDAD

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APRENDER EN EL INTERNET O EN LA UNIVERSIDAD

 

El internet y sus aplicaciones o buscadores como Google, YouTube, iVoox, o cualquier producto que se oferta en el inmenso mercado digital, que cabe y está en la palma de la mano, permite a cualquier persona que tenga acceso al mundo digital la posibilidad de aprender, en el momento que quiera, lo que él quiera, con quien quiera, de la manera que guste o necesite y poder liberarse de los horarios inflexibles, los apuntes tontos y los exámenes idiotas.

Esta realidad que evidencia la posmodernidad y la “hiper conectividad”, obliga a poner las barbas en remojo a todo el sistema educativo que se sostiene porque el régimen oficial perverso reconoce los cartón-títulos como la licencia que permite ejercer una profesión.

Todavía se practica dentro de la educación formal el “absorber y repetir”, porque para algunas autoridades del sistema educativo NO es posible el libre pensar, crear, disentir o confrontar.

Veo con pena más que con preocupación el empeño político que busca que al final de los períodos educativos se controle el “cumplimiento del programa oficial”, y entonces se diseñan mecanismos para el “control” de horas de entrada y de salida, del fiel cumplimiento de los sílabos y de aplicación de las rúbricas de exámenes que certifican que el estudiante puede ser aprobado, promovido y titulado porque asistió a clases y puede “repetir” lo que aprendió.

Generar profesionales con docentes que toman lista y repiten los programas oficiales y con ello sostienen su permanencia en el sistema educativo, hasta que les llegue el momento de la jubilación.

La universidad, nació como una estrategia de la iglesia para regenerar sus cuadros y luego las fundaron los estados para formar personas que trabajen para él, contadores, expertos en tributación, en levantar y aplicar procesos y formar de manera precisa a los servidores públicos, los médicos, los ingenieros o los profesionales que el estado necesite.

El currículo viene dado por el poder y el profesor tiene “libertad de cátedra” limitada dentro del espacio que le permita el mandato oficial, trabajar en entornos controlados por el estado, donde la interpelación no tiene cabida, el sistema binario de calificaciones solo reconoce las respuestas oficiales y responde “aprueba” o “NO aprueba”.

No deja de asombrarme como se ha convertido a la universidad en una carrera de “obstáculos”, dónde los alumnos se especializan en aprobar y con frecuencia sin aprender, para obtener el permiso administrativo expresado en el títulos-cartón para ejercer una profesión, en la cual parecería que no importa si la domina o no.

Pero el mundo digital, que pone en la palma de la mano, de forma democrática y cada vez más universal, la auto capacitación, el conocimiento, en una extensa gama de contenidos y de saberes, en una amplia variedad de formas, formatos, lenguas, lenguajes, horarios libres y atemporales. La potencialidad del mundo "virtual" pone en entredicho la educación formal de tipo “Prusiana”, que se niega a morir no obstante su caducidad y obsolescencia y la reta a entrar en la posmodernidad hiper conectada, elástica, amplia y suficiente.

Sueño con un mundo laboral, dónde en la puerta al mundo del trabajo sea ¿qué sabes hacer? y NO les importe que o cuantos títulos-cartón tenga.

Las historias de los creadores de Google, Facebook, no salieron de la academia, tampoco lo hicieron Thomas Edison, ni Nikola Tesla entre tantos y estos personajes SI impactaron y modificaron el mundo, tal vez pudieron hacerlo porque pudieron huir del sistema oficial, rígido, castrador y frustrante.

 

Jorge Mora Varela