El día después de la intolerancia y la barbarie

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El día después de la intolerancia y la barbarie.

Mientras volvemos al caos cotidiano, queda la sensación que somos en una sociedad de personas “llena de odios y resentimientos” y me queda la sospecha que ahora por cualquier motivo quien está a tu lado te puede agredir a pedradas y de igual manera tú puedes responder de la misma forma.

¿Me gustaría saber por qué tuvimos durante 12 días la demostración de una violencia ciega y contenida, de manera que nos reventó en nuestras propias manos, con nuestra propia gente, con nuestros propios hermanos?

Para muestra un botón:

Las primeras reacciones de quien agredió con una piedra al periodista Fredy Paredes es: ¡fue en un momento de coraje!....

Se supone que los ciudadanos de una ciudad somos “hermanos”, entonces ¿por qué agredimos por ejemplo al que emprende, al que intenta movilizarse en su vehículo, al que se refugia en su casa, al que intenta estudiar, al que busca informar, al que quiere ayudar con primeros auxilios, al que trata de llegar a su puesto de trabajo, al que es diferente, al funcionario público, al que intenta defender su casa, su barrio o su ciudad?

Viva la barbarie y la legitimación de la bestialidad, cuando a futuro querramos protestar, entonces nuestros niños y nuestros jóvenes pensarán que es “el deber ser”.

Caerle a pedradas al que esté a su lado, oponerse a quienes tienen la misión de prestar primeros auxilios, golpear las ambulancias, impedir el trabajo de los paramédicos, imponer su punto de vista a toda una ciudad, porque así lo hicieron mis adultos, así debe ser y así lo hago….

Ese es el legado cultural que están recibiendo los niños y que a futuro, cuando otra vez u otras veces, los futuros adultos transmitan las formas que a ellos les legaron y la heredarán a los hijos de sus hijos, y seguiremos en estado primitivo, mientas dejamos de lado la civilidad, la capacidad de hablar y la posibilidad de negociar como seres humanos racionales.

Viva la intolerancia y la barbarie…

 

Equipo editorial de Tulcán Online.

Foto: El Diario