LOS TRIBUNALES DE GRADO Y EL PRESTIGIO UNIVERSITARIO

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LOS TRIBUNALES DE GRADO Y EL PRESTIGIO UNIVERSITARIO

En el proceso de graduación de los estudiantes, el ejercicio de la docencia universitaria me ha permitido observar nuestro desempeño académico profesional desde algunas perspectivas, pues he tenido la oportunidad de presidir los tribunales de grado, dirigir tesis y/o disertaciones, ser lector de los trabajos de titulación o ser un espectador de algunas defensas de tesis de grado de los estudiantes universitarios.

Por esta razón, me agradan los tribunales de grado universitario, donde sus docentes proponen la discusión del tema de investigación en los términos acordados en el plan de investigación y lo hacen con nivel universitario, con brillantez retórica, con fundamentos teóricos, científicos y/o tecnológicos.

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De manera que el graduando le pueda mostrar al tribunal y a sus invitados las destrezas profesionales, discursivas, argumentativas, reflexivas y propositivas, con las cuales va a enfrentar su desempeño profesional en el mundo del trabajo o va a continuar con sus estudios de especialización o de otra índole en otros escenarios académicos de mayor nivel y/o exigencia, dentro o fuera del país.

 

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Por ello me molestan los tribunales, donde algunos de sus miembros se convierten en implacables cazadores de los errores que ellos suponen encontrar desde la limitación de sus conocimientos o sus condicionamientos políticos o culturales.

Me indignan los miembros de los tribunales que no se preparan para el evento y se vuelve notorio el momento de plantear el diálogo a través de sus preguntas que no se ajustan a lo planteado en la investigación.

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Sin embargo me resultan inaceptables los miembros de los tribunales que desnudan en sus intervenciones en el grado estudiantil, sus carencias profesionales, su falta de nivel académico, su incapacidad para establecer sus inquietudes, el pobre nivel de sus demandas, el desparpajo y el descuido personal, que habla mal de la institución en la que trabajan y que de hecho la representan.

En el Ecuador, asumimos como si fuese normal el pensamiento de que “hecha la ley, hecha la trampa” y si los estudiantes son expertos “en aprobar y no en aprender”, así como algunas de las instituciones educativas también son expertas “en acreditarse y no en mejorar”, esto es público y notorio en los tribunales de grado.

Me gustaría que las autoridades pertinentes, los padres de familia, la comunidad en general pongan atención y “observen con cuidado” la actuación de los catedráticos en los tribunales de grado, creo que se van a llevar algunas sorpresas y no siempre agradables por el pobre nivel de algunos de los docentes en sus manifestaciones académicas, conductuales, de presentación o de argumentación.

De manera particular a mí me complacen las historias de vida de muchos profesionales universitarios que muestran con orgullo quienes fueron sus maestros en las aulas de la universidad, aquellos poquísimos personajes de la academia que con su manera muy particular de ser, los impulsaron, inspiraron y apuntalaron de manera categórica, ellos son pocos. Sin embargo otro grupo de docentes de las universidades, no han dado la talla y por ello con todos los méritos estos han caído y caerán en el olvido.

 

Jorge Mora Varela