VIOLENCIA SEXUAL

A propósito de las dos chicas argentinas Marina y María José halladas muertas en Montañita, no son casos aislados, sino que son parte de la alarmante realidad que vive el Ecuador.

VIOLENCIA SEXUAL

Daniela Mora Santacruz

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Nancy (nombre protegido), fue violada; ella no se lo buscó, no lo merecía, tampoco  lo provocó; fue a una fiesta con sus amigos, la drogaron y abandonaron en un taxi. Despertó en la cama de un hospital, sin poder recordar lo que había sucedido, fueron los médicos quienes le informaron que había sido víctima de violación.

Según información de la Fiscalía de Ecuador, cada día en el país se reportan alrededor de 15 violaciones; además denuncias por acoso sexual y el  acoso en general. Es decir que el caso de Martha y de las dos chicas argentinas Marina y María José halladas muertas en Montañita, no son casos aislados, sino que son parte de la alarmante realidad que vive el país.

A medida que reviso y leo páginas de casos de víctimas violación, maltrato y abuso, me aterra pensar en lo vulnerable que somos todos, pues en el 90% de los casos, el agresor está en nuestro círculo cercano, pero es más aterrador aún encontrar (no pocos) comentarios de la población, que parecen más cercanos a los agresores que a las víctimas: “A que mujeres se les ocurre viajar solas??? Con lo peligroso que está el mundo no voy sola ni a la esquina peor u otro país y peor a la costa con puro batracio sucio”; “Hay que ser bien miserable y muy mala persona para pretender hacer responsable al Gobierno de esta noticia que es lamentable per cuyas únicas responsables son las propias turistas; he ido a Montañita y la mayoría de turistas andan drogadas y en tanga a plena luz del día”. Hay que aprender a ser responsable y hacerte cargo de tus propias decisiones; pero como estamos en un País en que los opositores son mediocres están buscando la mínima cosa para hacer propaganda sucia. Hablemos de frente y con la verdad !!!!!”

Me pregunto qué piensan estas personas en casos como el de Juan (nombre protegido) un niño de apenas 7 años que era continuamente abusado por su abuelo mientras este lo bañaba y lo obligaba a mirar pornografía cuando su madre no estaba en casa, acaso él también debería considerarse culpable por no bañarse solo? o Miriam, mujer de aproximadamente 53 años que era abusada por su marido cada vez que él llegada borracho; acaso era parte de sus deberes de esposa complacer a su marido aún en contra de su voluntad?; Tengo que yo, que aguantar cualquier insulto, acoso o proposición por usar una falda?

No, la respuesta en todos los casos es NO!, JAMÁS! La violencia sexual NO es culpa de la víctima, no se “provoca” una violación, no se provoca una agresión. Las víctimas no se reducen a aquellas jóvenes atractivas que usan tangas. Los expedientes están llenos de víctimas en las que no se distingue su color de cabello, ojos, nacionalidad, religión o color de tanga.

Pero que hacemos mientras todo esto sucede? No podemos solamente sentir “pena” o rezar por el alma de las muchachas asesinadas. Debemos educarnos, abrir los ojos y entender que salir a una fiesta con amigos, viajar con la mochila al hombro, usar una falda, nada es una invitación a que se nos falte al respeto; no hacen falta más víctimas para detener la educación retrógrada que hace creer que una invitación a tomar un trago es el paso previo a tu cama.

Es responsabilidad de todos, no solamente de las madres y padres, el convertir a esta sociedad en un lugar menos peligroso, menos violento, más inclusivo y tolerante. Un lugar seguro para que hombres y mujeres de cualquier edad puedan expresar su libertad y salir a la calle sin temor de convertirse en parte de las estadísticas de violencia y agresiones sexuales.

Nancy, Marina, María José, Juan y Miriam son las víctimas de todos, son la consecuencia de un mundo aún machista y de una sociedad temerosa a la que le urge despertar. No es tarde.